El 21 de noviembre, cuando el sector financiero se enfrentaba a un lunes negro derivado de la intervención del Banco de Valencia, José María Castellano llamaba a las puertas del Banco de España. Tenía una cita con la máxima autoridad del regulador y en ella logró el visto bueno para cerrar un acuerdo con el único inversor privado de la Corporación Novacaixagalicia. Desde entonces hasta el pasado viernes, el pacto para recomprar el 5,57% de la filial de participadas del banco pasó por un árbitro extrajudicial, volvió a ser revisado por el Banco de España y finalmente fue firmado con una tácita cláusula de confidencialidad entre las dos partes. Ni un solo detalle sobre el importe de la venta más allá de que será suficiente para que el empresario destine una parte a comprar acciones del banco.

Novagalicia se ha limitado a detallar que la operación le permitirá recuperar el control absoluto de su corporación industrial y que Hierros Añón se ha comprometido a cambio a una "reinversión parcial" de lo obtenido para comprar "cerca de un 1%" del accionariado del banco al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), dueño del 97% de la entidad. Pero ¿cuánto pagó el banco que preside José María Castellano en ese acuerdo? ¿Ha recuperado Manuel Añón los 100 millones que invirtió hace cuatro años pese a la devaluación de los activos de la cartera industrial? Ni la entidad ni el empresario parecen dispuestos a aclararlo. En el entorno de Manuel Añón aseguran que la cifra no verá la luz, ése es el compromiso, aunque dan por hecho que ya corren y correrán "especulaciones".

Una operación por cerrar

Ni una ni otra parte han concretado siquiera el porcentaje del banco que el empresario comprará antes del próximo día 15 o su precio exacto. Fuentes próximas a la negociación explican que la compra de acciones está por cerrar. El presidente de Hierros Añón desembolsará una cantidad superior a los 25 millones para adquirir casi un 1%, pero puede ser un 0,95, un 0,99% o incluso el 1%; la cifra concreta se conocerá cuando el empresario cierre la transacción con el FROB, dependiente del Banco de España.

El supervisor siguió de cerca los pasos dados por la entidad a lo largo del último año, primero por el equipo liderado por el exdirector general de Novacaixagalicia, José Luis Pego, y en los últimos meses, ya con José María Castellano al frente, exigió toda clase de detalles y trámites antes de dar su visto bueno definitivo.

Y es que la recompra del 5,57% de la Corporación Novacaixagalicia no era un asunto menor ni fácil de arreglar. El empresario estaba enrocado y empeñado en hacer valer un acuerdo privado que en noviembre de 2007 firmó el entonces presidente de la Corporación Caixa Galicia, José Luis Méndez Pascual, hijo del exdirector general de Caixa Galicia, para animar a Hierros Añón a cofinanciar un plan de expansión en el que adquirir nuevas participaciones, ganar músculo financiero y hasta salir a Bolsa. Aquel pacto garantizaba que si Añón no estaba satisfecho, la corporación le recompraría su 5,57% pasados cinco años -en 2012- y le buscaría un comprador si Caixa Galicia participaba en alguna operación corporativa que alterase la gestión de la corporación. Por eso, cuando Caixa Galicia y Caixanova acordaron fusionarse, el empresario solicitó abandonar la cartera industrial. Hierros Añón siempre aseguró que el acuerdo garantizaba además que el empresario recuperaría los 100 millones que invirtió, una cuestión muy espinosa, incluso legalmente, que la caja siempre negó, y que supondría un quebranto al patrimonio de la corporación, cuyo valor está hoy a años luz de los 2.000 millones en que fue tasada hace cuatro años.

Cuando en 2007 Añón entró como accionista, la Corporación Caixa Galicia tenía un valor tasado de 2.400 millones de euros, aunque las partes pactaron aplicarle un descuento del 25%, con lo que el inversor compró su 5,57% como si la sociedad tuviese un valor de 1.795 millones. Pero ¿cuánto vale ahora la corporación en el mercado? José María Castellano encargó una valoración de la sociedad que se guardó para sí antes de sentarse a hablar con su único socio, pero ¿cuánto estaría dispuesto a pagar un inversor por ella? Vender hoy en día es un logro que en pocas operaciones se salda sin pérdidas.

Fuentes próximas al empresario alegan que el Banco de España puso muchos condicionantes a la operación y que en la primera visita de José María Castellano, el supervisor le impuso un intercambio a precios de mercado que finalmente renegoció directamente con el gobernador del Banco de España. Pero el importe final de la operación ha quedado entre el banco, el inversor y el propio regulador, supuestamente poco dado a grandes concesiones con las entidades en las que acaba de inyectar capital público.