Y llegó el día. El fin de la tercera prórroga que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) concedió a Pescanova para el envío de sus cuentas de 2012, envueltas en un huracán de desconfianza tanto en el gigante pesquero como dentro del propio regulador bursátil, que tiene entre manos un expediente sancionador por el retraso acumulado y una investigación sobre abuso de mercado ante sus sospechas de que el presidente, Manuel Fernández de Sousa, o algunos de sus consejeros vendieron acciones antes de la declaración del preconcurso y sin la notificación oficial correspondiente. Demasiada polvareda sobre la situación real de la compañía, que hoy podría aclararse. Aunque solo en parte. Porque la información que Pescanova irá sin auditar y sin la firma de los miembros del máximo órgano de decisión, pese a que el último de los requerimientos del equipo que dirige Elvira Rodríguez iba con un apercibimiento sancionador.

Precisamente, el problema de los impagos en grandes firmas, al margen de las inmobiliarias, es de sobra conocido por los principales banqueros del país, preocupados ante la posibilidad de que el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, exija un refuerzo de las provisiones al sector ante la debilidad que ha demostrado el caso de Pescanova.

Este temor de la banca española, una vez que ya ha cumplido con los dos decretos del Gobierno para limpiar sus balances de la exposición al ladrillo, se fundamenta, según fuentes consultadas por Europa Press, en la morosidad que afloraría de los créditos y refinanciaciones de compañías como la gallega. El anterior concurso de la inmobiliaria Reyal Urbis ya extendió el rumor de nuevas provisiones entre la banca, si bien entonces se apuntaba a que las exigencias procederían nuevamente del Gobierno. Tampoco se descarta que sea Bruselas la que reclame nuevas dotaciones para evitar un rebrote de las dudas surgidas el verano pasado y que acabaron con la solicitud de ayuda a la UE para sanear parte de la banca.

Mientras, la presencia en medio mundo de Pescanova, una de las marcas más reconocidas fuera de España, provoca que su declaración de concurso tenga difusión internacional. El The Sunday Times, el dominical británico, publicó ayer un reportaje muy duro sobre "el hundimiento" de la multinacional gallega y lo comparaba con la famosa quiebra de Parmalat.