El despido de Ramón Dourado Lema llegó en Hornos Lamastelle tras varios meses de tira y afloja entre él y sus superiores, los responsables de Galega de Economía Social. Ya entonces las dos partes relataban versiones diferentes hasta sobre el origen del conflicto, que el exdirectivo situaba en el supuesto desvío de fondos y su oposición a semejante maniobra y la dirección del grupo atribuía al incumplimiento de varios preceptos de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Según GES, Dourado solicitó un contrato blindado para él y buena parte de su equipo.

Lo cierto es que tras la salida de Dourado Lema, Hornos Lamastelle encadenó varios despidos, y denuncias ante la Inspección de Trabajo de empleados que aseguraban haber sido amenazados con medidas disciplinarias si no denunciaban a su exjefe o firmaban declaraciones en su contra. En los meses siguientes a la salida del exdirectivo, Hornos Lamastelle despidió a al menos ocho personas, entre ellos, la presidenta del comité de empresa.

Buena parte de los despedidos iniciaron acciones legales contra GES y algunas de estas causas están pendiente de la resolución en los tribunales.

El conflicto provocado por el cambio de gerencia provocó que la panificadora de Oleiros cerrase 2013 con unas pérdidas de 300.000 euros, como en su día publicó este periódico, que motivó un plan de ajuste que pasaba por reducir la estructura comercial y los gastos generales, así como los ligados al mantenimiento de la maquinaria