Panamá inaugura hoy su nuevo Canal de Panamá, un proyecto histórico que cuenta con sello español, dado que la constructora Sacyr lidera el consorcio de empresas que se ha encargado de su construcción. El acto de hoy pondrá fin a casi siete años de obras que constaron 5.580 millones de dólares (unos 5.000 millones de euros) y está considerado como el mayor proyecto de ingeniería civil de la historia.

Esta segunda vía interoceánica del país centroamericano está compuesta por unas nuevas esclusas, un juego en cada costa, que cuentan con tres distintos niveles separados por compuertas correderas. Además, cada esclusa tiene asociadas tres grandes tinas que las proveen del agua necesaria para cada buque.

Además de permitir el paso de buques de mayores dimensiones, la ampliación facilita el tránsito de un barco más al día, gracias a la velocidad de apertura y cierre de las puertas correderas, y reutilizar los 200 millones de litros de agua que las esclusas requieren cada vez que pasa un buque. En la construcción del canal participaron 10.000 trabajadores de cuarenta nacionalidades distintas, requirió 4,50 millones de metros cúbicos de hormigón, el equivalente a la cantidad necesaria para construir dos pirámides como las de Keops, y necesitó 220.000 toneladas de aceros, que permitirían levantar 22 Torre Eiffel.

Sacyr lidera con una participación del 41,6% el consorcio Unidos por el Canal, que en julio de 2009 se adjudicó la construcción del macroproyecto y que completan la firma italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la local Cusa.

Sacyr mantendrá la vinculación con el proyecto dado que se encargará de su mantenimiento durante un tres años, aunque está previsto ampliar ese plazo. Esa extensión podría servirle para negociar la gestión de los sobrecostes de la construcción del Canal, que se adjudicó por unos 2.860 millones de euros y costó casi 5.000. El consorcio confía en lograr un acuerdo amistoso con la Autoridad del Canal de Panamá pero si no, las reclamaciones tendrán que verse en las tres instancias independientes que el contrato establece para su resolución, la última de ellas el Tribunal de Arbitraje Internacional de Miami.