El exdirectivo de Caja Madrid y usuario de las tarjetas opacas de la entidad Mariano Pérez Claver reconoció ayer ante la Audiencia Nacional la validez de la principal prueba inculpatoria, la hoja de cálculo Excel aportada por Bankia, con lo que se convierte en el primer acusado en reconocerla. A preguntas de la defensa de los también acusados Alberto Recarte y Jesús Pedroche, el que fuera directivo de la caja subrayó que era "legítimo gastar lo que quisiera" puesto que era su dinero y exclamó ante la sala: "¡Pero cómo me iban a pedir justificantes si eso vulnera la ley de protección de datos!".

Sobre la hoja Excel, Pérez Claver aseguró que no puso ninguna objeción al respecto porque quiere "que se demuestre" que su actuación profesional "fue correcta", aunque dichos datos "no dejan de ser el tratamiento de unos ficheros". Y añadió que nunca pensó que hubiera ninguna irregularidad en el sistema, ya que era impensable "que el presidente ejecutivo, mi jefe [Miguel Blesa], me propusiese cosas ilegales. ¡Es absurdo!".

Mientras, el exdirector general de Negocios de Caja Madrid, Matías Amat, precisó que el propio Blesa le entregó la tarjeta black en 1999 entendida como un instrumento de libre disposición y un "complemento retributivo adicional".

Amat explicó que tuvo dos tarjetas, una de gastos representación "que se tenía que justificar", y otra personal de la que se le recalcó que era un complemento retributivo con un límite "que no se podía pasar".

En la séptima sesión del juicio, también comparecieron los exconsejeros José Acosta, Beltrán Gutiérrez, Ricardo Morado y Ramón Ferraz Ricarte, con declaraciones similares a las del resto de procesados que comparecieron en días anteriores.