Los contactos que el grupo Ferroatlántica mantiene con grupos de inversores interesados en hacerse con su división de energía han hecho saltar todas las alarmas en las fábricas de ferroaleaciones de Dumbría y Cee y las seis centrales hidroeléctricas construidas en los ríos Xallas y Grande, que dan empleo a 400 trabajadores entre indefinidos y eventuales. El comité de empresa alerta de que si esos saltos de agua son vendidos a un tercero, las factorías dejarán de ser competitivas y se verán abocadas al cierre.

El portavoz del comité, Alfonso Mouzo, advierte de que la Xunta tiene en su mano paralizar la venta, que la empresa niega haber decidido de momento, ya que las concesiones hidroeléctricas del grupo Villar Mir fueron declaradas de interés público y vinculadas a la actividad de ferroaleaciones.

"Hay sentencias del TSXG [Tribunal Superior de Xustiza de Galicia] y del Supremo que reconocen que ambas ramas constituyen una sola actividad productiva, pero la Xunta puede modificar la concesión, que es suya, y facilitar el proceso. Por eso queremos que Feijóo nos garantice que no lo hará", dice Mouzo. La plantilla intenta desde el pasado día 10 conseguir una entrevista con el presidente de la Xunta, para arrancarle este compromiso, y como no ha obtenido respuesta, hoy se plantará ante los edificios de San Caetano para exigir una reunión. Ferroatlántica da empleo a 284 trabajadores con contrato indefinido y a otros cien eventuales en Dumbría y Cee.

Los empleados tienen prisa por escuchar la postura del Gobierno autonómico porque el jueves tienen cita en Madrid. El presidente del grupo Ferroatlántica, Pedro Larrea, les ha convocado para darles respuestas sobre el eventual proceso de venta y quieren conocer antes las intenciones de la Xunta.

Un precio muy alto

Ferroatlántica -integrada en Ferroglobe tras su fusión el año pasado con la norteamericana Globe- ha reconocido a la prensa que mantiene contactos con inversores interesados en estos activos, pero niega que haya un proceso firme de venta, con encomienda a un banco de inversión, por ejemplo. Por eso evita concretar la cifra que se menciona en esos contactos. Expansión publicó ayer que Villar Mir pide 1.300 millones por sus joyas energéticas (doce centrales en España y dos en Francia) con una potencia de 210 megavatios (MW), un precio que el mercado considera demasiado alto. Otros medios apuntaron a unos 900 millones.

La operación se plantea después de que el grupo Villar Mir al que pertenece Ferroatlántica haya iniciado un plan de desinversiones para reducir la deuda corporativa financiera, que en 2015 ascendía a 9.000 millones de euros. El pasado día 9 Bloomberg publicó la existencia de negociaciones y la empresa pasó de negarlo a admitir contactos no vinculantes. Desde entonces, los trabajadores han protagonizado varias protestas y se han reunido con los responsables políticos de la comarca de A Costa da Morte en busca de apoyos. Sostienen que si Ferroatlántica se deshace de las centrales, las fábricas de Cee y Dumbría están abocadas al cierre.

"Somos competitivos porque sabemos trabajar, pero desde que Villar Mir compró estos centros de trabajo no invirtió nada aquí; hizo un horno nuevo en Sabón y otros dos en Huesca, pero aquí seguimos trabajando como hace 50 años", explica Alfonso Mouzo, quien reconoce que de no ser por la aportación del negocio hidroeléctrico y su abastecimiento eléctrico, la situación sería bien distinta. "Estamos donde estamos y las ferroaleaciones se hacen en muchas zonas del mundo con mano de obra más barata, menos exigencias medioambientales...", añade.

El comité que esta mañana se plantará en San Caetano hasta que Feijóo le reciba se lamenta de la actitud de Ferroatlántica. "El grupo Villar Mir empezó aquí. Después fue cuando compró Fertiberia y la actual OHL. Y ahora que tiene problemas, vuelve a tirar de aquí para resolverlos" , lamenta Mouzo.