El consejo de administración del Banco Popular está dividido. Algunos de sus miembros son muy críticos con la gestión de la entidad realizada por el gallego Ángel Ron y exigen su dimisión, mientras que otros defienden su continuidad al frente del banco. En las últimas semanas, según revelaron distintos medios, se produjeron varios movimientos para forzar la salida del máximo ejecutivo del grupo -que en Galicia controla también el Banco Pastor-, pero sin resultado pese a que ofrecían una salida voluntaria y en condiciones favorables para el directivo.

En enfado de los críticos con Ron es tal que hasta plantean ya un posible sustituto, el vicepresidente mundial de JPMorgan, Emilio Saracho. De hecho, según el diario Expansión, los consejeros que promueven el relevo ya han contactado con él para ver si sería posible su incorporación en caso de que el ejecutivo gallego abandonase finalmente el cargo.

Situación difícil

La compleja situación del Popular -que prevé separar el ladrillo de su actividad ordinaria para sanear su balance y que acaba de aprobar un plan de ajuste de la red comercial y de plantilla para mejorar su rentabilidad- provoca disensiones en la cúpula del banco sobre la gestión de su actividad. Y la evolución en Bolsa de la entidad financiera tampoco ayuda. Aunque ayer las acciones del banco repuntaron un 2,08%, hasta los 0,787 euros, en lo que va de año acumulan una depreciación que ronda el 70%. Su capitalización actual supera levemente los 3.000 millones de euros, frente a los 6.500 que marcó a finales del año pasado o los más de 8.700 de finales de 2014.

El apoyo incondicional de otro grupo de consejeros es el que mantiene en el puesto a Ron. Los críticos, sin embargo, recurren a todas las bazas posibles para intentar apartarlo de la dirección, hasta el punto de que incluso han comunicado a distintas autoridades económicas españolas su intención de forzar su salida.

Oficialmente, sin embargo, el banco defiende que su presidente cuenta con el apoyo del consejo de administración.