La patronal gallega espera todavía que la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) comunique de forma oficial la decisión unánime que su directiva adoptó el lunes de darse de baja temporalmente de la CEG por "traición" y desidia. El presidente coruñés de los empresarios gallegos, Antón Arias, no se da así por enterado ante la decisión y espera un comunicado oficial para "dar una respuesta coherente" a la insurrección, que, advierte no está prevista en los estatutos, con lo que no tiene encaje legal. En paralelo se gesta otra, la de Ourense, que, como avanzó este diario, reunirá a su junta directiva en quince días para abordar su situación y previsiblemente votar una iniciativa similar. "Hace falta una refundación de la CEG con nuevas bases, no tiene futuro ir a reuniones para hablar de nombramientos y estatutos", dijo ayer en Vigo su presidente, José Manuel Pérez Canal, que acusó a las patronales de A Coruña y Lugo (sin nombrarlas) de "déficit democrático". El empresario coincidió con su homólogo pontevedrés, Jorge Cebreiros, en el mismo diagnóstico: "Estamos cansados de que se nos ignore".

De momento en Santiago, donde la CEG tiene su sede abordarán la previsible doble escisión en la reunión extraordinaria de mañana aunque no figure en el orden del día. Pero el patrón de la confederación autonómica, Antón Arias, esperaba ayer por una comunicación oficial de la CEP para "evaluar su decisión". "No sabemos muy bien a qué se refieren", explicó Arias a este periódico en relación a la baja temporal aprobada por los empresarios pontevedreses. "Lo que nos dicen y nada es lo mismo a efectos de los estatutos, no tiene encaje. Haremos una evaluación igualmente aunque solo tenemos información por los medios", ahondó. "No sabemos si vendrán a la reunión o no".

Desde Pontevedra censuran el "cinismo" de Arias, a quien acusan de no saber responder a una situación de este calibre (es la primera vez en los 36 años de la CEG que uno de sus fundadores se va) y de refugiarse en la "formalidad de los estatutos". Al coruñés le reprochan que no haya reconocido aún la "traición" de la patronal coruñesa.

Las provinciales habían pactado no presentar un candidato en las últimas elecciones que el 27 de enero ganó finalmente Arias si no había consenso, pero Antonio Fontenla dio por roto ese acuerdo cuando Ourense le criticó y pidió que se retirase como presidente en funciones, cargo que ostentaba por ser el mayor, como establecen los estatutos. A Arias le acusan además de apostar solo por personas del norte y críticos con la CEP para sus nombramientos y que no atienda los problemas de los empresarios de Pontevedra y Ourense. "Siempre hay un reparto de poder y desde alguna provincia se favorece en detrimento de otra", lamentó Pérez Canal, que añadió que los problemas importantes "no están siendo debatidos". "Debemos dar un salto cualitativo, no podemos estar eternamente mirándonos el ombligo".