El PP gallego arriesga a la búsqueda de las mayorías absolutas y así en el primer fin de semana de campaña electoral ha agitado el voto al miedo. Limita el 24-M a dos opciones: o el PP o el caos, el caos que, en su opinión, supondrían las coaliciones de gobierno que tendrían que conformar los partidos de izquierda. Obvia de este modo la posibilidad seria, según los sondeos, de que puedan fallarle mayorías absolutas y verse abocado a pactar con Ciudadanos en ciudades como A Coruña o Santiago o con Democracia Ourense en la ciudad de As Burgas.

Los populares confían en poder alcanzar en las dos semanas que tienen por delante las mayorías absolutas. Sostienen que manejan sondeos que evidencian que están en ascenso y recuperando voto, y así arremeten con dureza contra posibles pactos de otros. "La crisis que podemos crear el 24-M es una crisis institucional y además profundizar en la económica", alertó ayer el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo.

Incidió en las dificultades que habrá para alcanzar pactos de gobierno, confiando en que el caso andaluz sirva de ejemplo. Aventura "una miscelánea de partidos que discutirán el reparto de concejalías". Advirtió contra gobiernos "atomizados" si el PP no repite victoria y socialistas, nacionalistas y las Mareas tienen que conformar gobiernos. El líder de los populares gallegos mentó el bipartito de PSdeG y BNG en Galicia que él consiguió derrotar en 2009, precisamente remarcando que era un matrimonio de conveniencia mal avenido que pasaba más tiempo acordando acciones de gobierno que sacando iniciativas adelante. "El bipartito, sometido a la imposición de los nacionalistas no funcionó en Galicia", aseveró Feijóo, quien evita citar a Ciudadanos, el partido que le puede robar votos en su caladero de centro, pero también puede convertir en su aliado si fallan las mayorías absolutas, eso sí no en toda Galicia. El partido de Albert Rivera solo se presenta en una docena de concellos, pero en los más grandes.

Frente al supuesto caos de los gobiernos de coalición, Feijóo contrapuso el PP, que supone "un voto contra la crisis y a favor de la estabilidad", un partido que sabe que hay gente que lo pasa mal, pero que trabaja duro por la recuperación.