Con "luces y sombras". A pesar de que el BNG pierde 72.500 votos con respecto a las últimas elecciones municipales y su apoyo electoral pasa del 16,5% al 12,9%, el portavoz nacional del BNG, Xavier Vence, todavía ve el vaso medio lleno. En su opinión, son unos resultados "agridulces" porque, aunque superaron el objetivo que se habían marcado de superar los 150.000 sufragios que obtuvieron en los pasados comicios autonómicos, también admite que en las ciudades no cumplieron sus expectativas. Desaparecen de los concellos de Vigo y Ourense y en otras urbes como A Coruña, Santiago o Lugo les adelantan las mareas y pasan a ser la cuarta fuerza política. Y por ello "toman nota" y "analizarán los fallos".

Vence reconoce el "éxito de candidaturas locales", en alusión a las mareas, y "tiende su mano" para conformar gobiernos alternativos y "desplazar al PP del poder". Los nacionalistas, sin embargo, solo serían decisivos en Ferrol donde Ferrol en Común, formación conformada por Esquerda Unida, Anova y miembros de Podemos, necesitaría del PSOE y el BNG para arrebatar el bastón de mando al PP, que sigue siendo la fuerza más votada. En otras urbes como A Coruña o Santiago a las mareas les valdría con el apoyo del PSOE para tener alcalde.

El BNG prefiere medir sus resultados con las últimas autonómicas y su objetivo no era ya muy ambicioso: lograron casi 190.000 votos, 40.000 más que la meta que se habían marcado de mejorar el respaldo obtenido en los comicios de 2012. Esas fueron las primeras elecciones tras la escisión de Anova, que dejó al Bloque herido de gravedad. Antes de la traumática ruptura con la formación que lidera Xosé Manuel Beiras, el Bloque había obtenido en 2011 un total de 590 concejales y 261.500 sufragios. Tras la escisión de Anova, sin embargo, se quedó sin muchos ediles y por eso ahora Vence se muestra satisfecho al haber logrado 468 concejales en estos comicios, "una cifra superior a la actual".

Satisfecho se muestra el portavoz nacional del BNG por el hecho de que siguen siendo la tercera fuerza política en Galicia, por detrás de PP y PSOE, pero obviando que en las ciudades pierde fuelle y le adelantan otras formaciones.

Ha sido en las urbes donde el Bloque ha sufrido el mayor varapalo. En Vigo, donde incluso el BNG ha llegado a gobernar tras obtener ocho concejales en 1999, se ha quedado fuera de la corporación local. Y en Ourense, donde formó parte del gobierno de coalición con el PSdeG la pasada legislatura, ha perdido sus tres únicos ediles. En Santiago baja un concejal, en A Coruña, tres. Solo se mantiene en Ferrol y aumenta su respaldo en Pontevedra pasando de 11 a 12 actas.

"El resultado no es satisfactorio en las ciudades. Está lejos de nuestras expectativas", explicó ayer Vence. Ante esta situación concluyó que tienen que "sacar consecuencias de alcance" y "con humildad analizar los fallos".

Pese a ello, no decayó el ánimo entre el medio centenar de dirigentes y simpatizantes que ayer se reunieron en un restaurante de la capital gallega para seguir la noche electoral. Desde el bar, como si de un partido de fútbol se tratase, se mantuvieron atentos a las pantallas de televisión que iban cantando los resultados concello por concello. Cada vez que en algún municipio el BNG aumentaba representación o ganaba, se escuchaban aplausos y ovaciones.