China queda lejísimos. A siete horas por el huso horario, a no menos de diez en un trayecto -sin escalas- en avión y a un año y siete meses justos en la máquina del tiempo electoral. Cosas de la enorme odisea en la que se ha convertido el voto para los más de 1,8 millones españoles que están repartidos el exterior y pueden ejercer su derecho a los miembros del Congreso y el Senado el próximo 20 de diciembre. En el caso de los emigrados en el país asiático, parte de los que solicitaron el voto por correo en Galicia están recibiendo los sobres que se utilizaron para los comicios europeos de mayo del año pasado. "Solo en algunos casos", puntualiza la comunicación que la diplomacia española allí está remitiendo a los electores.

El "modelo de sobre erróneo", según la notificación a la que tuvo acceso este diario, únicamente afecta a los que opten por el envío por correo y no por el voto en urna en los consulados. "En todo caso -asegura la notificación oficial- su voto será considerado válido". Las autoridades, sin embargo, quieren que los electores gallegos que lo hayan recibido lo comuniquen "para fines puramente estadísticos y de seguimiento".

"Yo recibí la notificación, pero no la documentación, con lo que no sé si me llegará el sobre de 2014", cuenta uno de los ciudadanos residentes en el país que solicitaron el voto. En sí misma, la tramitación es otra aventura. Primero, conseguir el formulario de petición a través de internet o el consulado de España en Pekín, por lo que aquellos que residan lejos de la capital china ya tienen limitadas las opciones. Además, antes del 21 de noviembre debían darse de alta en el Censo de Residentes Ausentes (CERA), lo que, según confirman residentes españoles en el país, provocó "una semana y pico de agobio entre los funcionarios" del consulado.

Con el formulario cubierto hay que remitirlo luego por correo electrónico o fax a la oficina del censo correspondiente. Y cruzar los dedos. El próximo miércoles se abre la urna para ellos y varios confirman que todavía no recibieron la documentación.

"La sensación que en general que tenemos por aquí -narra una de las electoras en espera- es que no va a llegar". En su caso sabe por experiencia propia que lo de estar fuera de España y votar no es precisamente un tándem que funcione a la perfección. Ya lo hizo en anteriores comicios desde otro país. En unas municipales. "Y las papeletas que teníamos -asegura-no eran iguales a las de las mesas".

Se trata del enésimo despropósito en la carrera de obstáculos que estas elecciones generales suponen para el millón largo de españoles fuera del país con derecho a votar. La Oficina del Censo ha hecho llegar a parte de los emigrados en China el sobre de los comicios europeos de hace año y medio. Las autoridades aseguran la validez del voto.