Heredó el bastón de mando de Juan Maceiras hace escasos dos años y confiaba en que las urnas lo legitimarían ahora como alcalde tras permanecer treinta años en un segundo plano. El popular Jesús Veiga estaba convencido de que lograría mejorar los resultados del PP en Miño, un municipio que la derecha ha gobernado con mayoría absoluta durante toda la democracia.

Menos calculador que su antecesor, Veiga erró en sus cábalas. Este eterno secundario de la política miñesa, mano derecha durante muchos años del histórico alcalde Deogracias Romeu, ha visto cómo parte de su electorado le daba la espalda en sus primeras elecciones como cabeza de cartel y abogaba por un cambio de rumbo tras el lento declive del PP.

Doscientas papeletas han desbancado del sillón al partido de la gaviota en unas elecciones que han otorgado un empate en concejales a los dos rivales antagónicos: PSOE (la lista más votada) y PP: seis y seis. El desempate le corresponde a Compromiso por Miño, presidido por el exsocialista Ricardo Sánchez que ha logrado un asiento en la Corporación y que ya ha dejado claro que en ningún caso apoyarían un gobierno de la derecha.

Todo apunta a que el próximo 13 de junio Manuel Vázquez Faraldo (PSOE) se hará con el bastón de mando del Concello de Miño con el voto en contra del PP y la abstención de Compromiso, que ha convocado una asamblea para debatir sobre un posible pacto con los socialistas.

Tras 32 años en el Gobierno local, Jesús Veiga ha probado el trago más amargo de su carrera. Este corredor de fondo de la política municipal atribuye en parte los resultados al mal momento que atraviesa el PP y evitaba poner la lupa sobre la gestión de los populares en el Concello de Miño.

La maniobra del PP para intentar minimizar su desgaste con un cambio de alcalde en el ecuador del mandato no ha resultado. Los populares intentaron combatir el fantasma de Fadesa, la macrourbanización que les enfrenta a una deuda millonaria, con un cambio de caras.

El exalcalde Juan Maceiras abandonó la Corporación satisfecho, convencido de haber dejado "atado" este peliagudo y enquistado problema urbanístico. Solo unos meses más tarde, el pinchazo de la burbuja estalló en la cara de su sucesor, incapaz de disimular su estupor por la sentencia firme que hacía al Concello responsable subsidiario del pago de más de veinte millones a los expropiados.

El futuro de este veterano está en el aire. Este diario intentó sin éxito contactar con el regidor para saber si se plantea dimitir o apurará un mandato más en la oposición.

El PSOE, que se ha convertido por primera vez en la lista más votada, atribuía los resultados a su "oposición constructiva de los últimos años". Su líder, Manuel Faraldo, se mostraba, con todo cauto. Y lanzaba un aviso a su excompañero, ahora en Compromiso. "Espero que los ediles elegidos respeten la voluntad de cambio expresada por los vecinos".