El arranque del siglo XXI tiene color blanquiazul. La historia le debía una al Deportivo. Una Liga. Unos meses antes de que LA OPINIÓN apareciese en los quioscos el 4 de octubre de 2000, el club coruñés conquistaba el más señero de sus seis títulos. Toda España lo celebró como suyo porque nadie había olvidado el dolor y la decepción de aquel campeonato perdido por un penalti fallado en el último segundo en 1994, en la era del iniciático Superdépor. Esta vez fue también en la última jornada de la temporada, en Riazor y con el Barcelona como candidato rival al título.

El Espanyol, la escuadra a la que había que vencer para no volver a morir en la orilla, dio pronto señales de que no quería aguar la fiesta blanquiazul, pero nadie respiró tranquilo en el estadio hasta que Donato marcó el 2-0 que ya no se movería en el marcador. El Deportivo iniciaba el siglo XXI a lo grande e inscribía su nombre en el exclusivo club de equipos que se alzaron con el título más codiciado del fútbol español.

Tras ganar la Liga, el Dépor prepara en 2001 su asalto a la corona mundial, pero las intrigas de despacho le dejan con la miel en los labios. La primera edición del Mundial de Clubes había arrancado un año antes en Brasil, con triunfo del Corinthians de

Sao Paulo. El nuevo formato contemplaba la participación del campeón de Liga del país anfitrión, además de los campeones

de las distintas confederaciones continentales de la Fifa, que acuerda celebrar la segunda edición en España.

La Fifa celebra el 6 de marzo el sorteo del torneo en Palexco. Entre los clubes participantes que van al bombo destacan Real Madrid, Galatasaray, Palmeiras, Boca Juniors, Los Ángeles Galaxy y Deportivo. Bernabéu, Calderón y Riazor se aprueban como sedes y el calendario se fija del 28 de julio al 2 de agosto.

El 18 de mayo, La OPINIÓN publica en exclusiva que la quiebra de la empresa que poseía los derechos televisivos de la FIFA pone en peligro la celebración del Mundialito en España. Al día siguiente, se confirma oficialmente la cancelación. Tras la espantada, el Mundial de Clubes no volverá a celebrarse hasta 2005, en Japón. La promesa de Julio Grondona, entonces vicepresidente de la FIFA, de que "se mantendrían las sedes y los clubes", se la lleva el viento. A cambio, los clubes afectados fueron compensados con 750.000 dólares.

Hay títulos que quedan para la historia, más allá de su significación deportiva. Uno de ellos es la Copa del Rey que ganó el Dépor al Real Madrid en el Bernabéu en 2002, en el mismo día de la celebración de los cien años del club blanco. Por muchos años que pasen, nadie se olvidará del Centenariazo. La imagen de los jugadores blanquiazules bailando merengue con la emblemática Copa en un coliseo blanco enmudecido dio la vuelta al mundo.

El Dépor alcanzaba la cresta de la ola y todavía brillará un par de años más en Europa, donde deja las gloriosas muescas de sus victorias en los campos más inexpugnables de la Liga de Campeones. En 2004, tras la gesta de eliminar al entonces todopoderoso Milan en las semifinales de la Champions, el infortunio, un árbitro y el Oporto de Mourinho le apartan de la final continental ante un asequible Mónaco. Era el canto del cisne de una época gloriosa. Años después, la deuda contraída en esos años, en especial con Hacienda, le pasa factura con dos descensos y un proceso concursal que lo ahoga económicamente. Las dificultades propician unas elecciones en 2014 en las que uno de los principales accionistas, Tino Fernández, releva al histórico Lendoiro en la presidencia del club. Tras un agitado año de transición en el retorno a Primera, marcado por la trágica y polémica muerte de un Riazor Blues a manos de ultras del Frente Atlético, el Dépor vuelve en este 2015 a transitar por la senda de los sueños al asomarse de nuevo a puestos europeos en la clasificación.