Tengo la deplorable costumbre de ir subrayando o poniendo llamadas de atención según leo los diarios. Me brota así quizás porque al gozar de facilidad para dibujar suelo tener el lápiz a mano, y sobre el papel prensa el boli se desliza suavemente convirtiendo en trazos las impresiones que esa lectura me suscita. Pienso que lo mío era la infografía -para simplificar: informar sirviéndose de gráficos- pero llegué un poco tarde a esa especialidad. Bueno, a lo que iba. Un domingo pasado este diario publicó un editorial titulado La deslealtad institucional como disculpa para que A Coruña no avance, y según leía fui marcando los grandes proyectos pendientes de la ciudad por el desencuentro entre el Gobierno local y la Xunta, que era el argumento central del editorial, cuyo titular reproducido refleja cabalmente. Se aclaraba también que varios de estos desencuentros y acusaciones mutuas ya se dieron en tiempos del bipartito, es decir, que no es de ahora solamente. Mientras escribo esto repaso el recorte y veo hasta 8 marcas al lado de otros tantos proyectos estratégicos para la ciudad bloqueados. El peloteo político se olvida de las necesidades e intereses del ciudadano. Una sucesión interminable de disculpas "?eso es asunto tuyo, no mío... La culpa es vuestra por no haber hecho?Y vosotros que dejasteis esquilmada la caja? etc." Y mientras tanto los coruñeses sufren las consecuencias de ese enquistamiento, con una ciudad empantanada, y contemplando cómo unos y otros se echan la culpa mientras la casa se queda sin barrer.