En fútbol vamos bien y el fútbol va como antes. Ni austeridad ni recortes, ni que los clubes que gastan en jugadores multimillonarios paguen a Hacienda lo que deben ni se pongan al día en la Seguridad Social. Tampoco se lo reclama el gobierno, que sube el IVA a "los chuches" y quita la paga de Navidad al funcionario. Cuando Mariano Rajoy repite que "España es un gran país", seguramente piensa que es una gran selección de fútbol y una gran liga con las que entretener a millones de ciudadanos que hacen caso a los anuncios de cerveza y aceptan lo que venga mientras quede para unas cañas con los amigos delante de un partido.

Cómo funcionará nuestro fútbol que es lo único que atrae a Angela Merkel. "No organizo fiestas. Pero me gustaría invitar un día a cenar a Vicente del Bosque". Hay mucho deseo en esas palabras al Süddeutsche Zeitung, de alguien que no organiza fiestas. Sabemos de qué son capaces las personas con poder para conseguir lo que desean. ¿Estuvo presionando al Banco Central Europeo a través del Bundesbank para que no comprara deuda española hasta que no nos quedara más bala en la recámara, más joya de la abuela que Del Bosque? ¿Qué hacer ahora que nos visita?, ¿entregarle lo único que considera valioso de nuestro país?, ¿resistir un poco más, como estamos haciendo con el rescate?, ¿la cena influirá en las condiciones del memorándum?

Entregar las armas a César fue duro para los galos; ceder la llave de Breda lo fue para las Provincias Unidas de los Países Bajos. El marqués de Del Bosque está entregado, como se ve en el contexto, más patriótico que personal, de su respuesta. "A pesar de las dificultades que estamos pasando, tenemos un país bueno y optimista. Si tengo que invitarla a cenar, yo lo hago", añadió más valiente que cortés. Sólo le faltó decir lo de "arrimar el hombro y empujar a una".