Otro desprendimiento de rocas en el tramo La Coruña-Arteixo de la AG-55, la autopista que une la capital con Carballo. Esa vía bate récord de incidentes. No dispongo de estadísticas, pero sé que entre accidentes mortales y desprendimientos de rocas ese vial está tristemente de actualidad con demasiada frecuencia en los medios. Además, sólo hay que circular por ella, sobre todo en los tramos de curvas y más desnivel, para darse cuenta que hay que ir con mucho tiento por esa autopista. Todavía tengo un recuerdo cuando paso por el lugar en que aquellos tres jóvenes que murieron estrellados contra las vallas y las rocas laterales, viniendo hacia La Coruña en una noche aciaga al poco de inaugurarse. Para mí que alguna curva está mal proyectada. Esa es mi impresión. Y todo sin mencionar las protestas populares que allí se han registrado desde que la Xunta decidió cobrar peaje a finales del 1994 en una vía de alta capacidad circulatoria que nació libre de peaje, y que con esas mieles en la boca la pudimos disfrutar casi un año. Acabaremos pensando que esa autopista está gafada. A ver si la cacareada unión entre los municipios colindantes consigue, entre otras cosas, remediar los defectos de la AG-55.