Se le conoció como el rey del limón. Hablo del espabilado mayorista murciano que logró introducir en Barcelona un camión cargado de ellos cuando una huelga que bloqueaba los accesos había dejado sin existencias de este cítrico a la ciudad condal. Importancia de conocer otras carreteras y vericuetos. Y de contar con un vehículo y un conductor bragado. En resumen, importancia del transporte. Nos lo confirma también el reciente cierre de varias factorías de Coca-Cola, pues se argumenta que en cuanto en España dispusimos de vías de comunicación adecuadas se acabó la dispersión de plantas de producción en cada capital porque la fabricación y embotellado se concentró en factorías troncales, sabiendo que el transporte podía colocar rápidamente el refresco en el lugar necesario. Pero este servicio fundamental está llegando a sus límites por el afán recaudatorio que impera ahora en este país. El transporte en general, y el automóvil en particular, son la vaca lechera a la que se ordeña sin piedad. Entre gravámenes, impuestos directos e indirectos, tasas y demás exacciones, los usuarios de los vehículos somos unos paganos ideales. ¿Saben en qué país europeo no han bajado los carburantes aunque haya menguado recientemente el precio del petróleo? Sí, han acertado: en España.