La Xunta de Galicia, encastillada bajo la férula de Núñez Feijóo, merece ser renovada, no ampliada, y liberarse de la añeja celulitis parroquial que le adorna. Atrapada en el bucle de su elenco anacrónico y la mediocridad dogmática, su chauvinismo evidencia poder sin saber para qué. Agobiados por el mal de la piedra, sufren, además, los efectos espaciales de esa especie de cinturón caraqueño de autopistas, pistas, avenidas que los encierra. Cada tanto, celebran un Xacobeo con nuevos caminos, transformados después en Disneyworld a lo enxebre, y repiten sus performances en el monte del Gozo o en la Ciudad de la Cultura, con el pulpo á feira como animal de compañía y los pimientos de Herbón, euforizantes, que dan valentía a la vida, como diría cualquier bamba de la política. Núñez Feijóo, cuya astucia le impide, en ocasiones, poner en juego la inteligencia, nos vuelve a prometer -ya lo hizo en su primera legislatura- la rebaja del impuesto de Sucesiones, pero nadie le cree. Entre tanto jolgorio electoral, la Ciudad de la Justicia de Galicia se traslada a Vigo, ante el asombro de los organismos establecidos, al más alto nivel, en La Coruña. Iba a construirse en La Coruña, con base en el noble edificio de la antigua Tabacalera, que cuenta con 16.000 metros cuadrados antes de su adaptación, es decir, la mitad de los 30.000 que ocupan audiencias, juzgados, etc. distribuidos por la ciudad. Se complementaría la antigua Fábrica de Tabacos con una torre anexa, en lo que constituiría la Ciudad de la Justicia de Galicia, hoy con un pie en la ciudad olívica. Mientras nos gobiernan los actuales xunteiros, seguiremos huérfanos porque tales políticos están cercanos a la conclusión de haberse conocido, y más próximos al poder lugareño que al sentido común.

Otrosidigo

La inauguración del AVE Valladolid-León trae a la actualidad el estudio de la Universidade de Santiago, dirigido por la profesora María García Añón, que defendía la entrada de la alta velocidad, vía León-Astorga-Ponferrada, que vertebraba mejor la comunicación ferroviaria en nuestra región y su conexión con Irún y Barcelona. Ahora, nos encontramos que Lugo y Ferrol quedan desconectados, y la paradoja de que, desde La Coruña a Orense (150 kilómetros) se tarda menos que a Ferrol (69 kilómetros).