El llamado "Pacto del Tinell" tuvo en Galicia su antecedente, el "Pacto del Hostal", suscrito por los partidos izquierdistas gallegos para impedir el acceso al poder de la UCD. De la Alcaldía de La Coruña se hizo cargo (28-02-81) Domingo Merino Mejuto, agente comercial, campeón de ajedrez, miembro de Unidade Galega. Dimitido dos años después, terminó su vida política como vicevaledor do Pobo, donde dejó constancia de su lealtad institucional. Le sucedió don Joaquín López Menéndez, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, políglota (hablaba ocho idiomas, incluido el árabe, además del español), uno de los alcaldes más ilustrados de la historia coruñesa. Su obra queda como ejemplo de urbanista y hombre culto. El "Pacto del Hostal" pervive con el mismo objetivo: "todos contra el PP", como extravagario podemita, en el que se refugian la bisoñez, el sectarismo y el vacío estratégico. El eclipse del líder nacional de Podemos ha sido como el ocaso del café con leche (sin terminar) en un tazón medio vacío. En los ayuntamientos donde gobiernan afines como las mareas (La Coruña) arriban amiguetes por la puerta directa, como en el franquismo -antes como "delegados", ahora como asesores-, que desplazan de sus funciones específicas tanto al personal profesional de la Administración local como a las autoridades elegidas libremente. A piñón fijo, mediante el dirigismo totalitario, en el que no afloran talentos emergentes, se recurre a viejas muletillas y consignas anunciadas como novedades. Insisten en destacar la polución de los gestores anteriores, pero no ofrecen fundadas alternativas; sí un afán desmedido por lograr la contaminación mediática.

Otrosidigo

Doña Mar Barcón, superviviente socialista del vazquismo en el Ayuntamiento coruñés, pasó por propia voluntad a un segundo plano y relegó la portavocía en su conmilitón señor Dapena. Doña Mar Barcón maniobró en las triquiñuelas del pacto con los podemitas, que aupó a la Alcaldía a la Marea Atlántica, al menos hasta las elecciones generales del 20-D. Por autoestima personal, la veterana concejal debiera licenciarse de la vida política municipal. El tiempo que corre ya no le pertenece.