Malos resultados para la estabilidad institucional. El ala liberal/conservadora del bipartidismo se mantiene amplia y firme porque la caída del PP se compensa con Ciudadanos, un partido coincidente en lo fundamental con el PP, sumando entre ambos más de 10 millones de votos, el 42% del total. En la izquierda, en cambio, las cosas empeoran porque Podemos con más de 5 millones de votos, solo treinta mil menos que el PSOE, trasmite una fuerte carga de inestabilidad al sistema dando alas al independentismo al defender con ellos el derecho de autodeterminación, entre otras cosas. Podemos no es un partido sino un conglomerado de siglas que se dividirá en el Congreso en cuatro grupos parlamentarios, cada uno compuesto a su vez de varias siglas; no es una ideología ni un programa sino un montón de propuestas, las más relevantes inviables sin reforma de la Constitución. Una reforma imposible si el PP, mayoría absoluta en el Senado y con más de 2/5 en el Congreso sumado a Ciudadanos, la rechaza. Podemos gana en Cataluña, y es segundo en Galicia, Madrid, Valencia y Navarra. Y gana en votos aunque no en escaños al PNV en el País Vasco. Sin duda es una amenaza real para el PSOE. Se entiende que defendiendo el derecho a decidir haya tenido muy buenos resultados en el electorado nacionalista, lo que desconcierta son sus votos en autonomías sin nacionalismo. Una de tres, o los votantes no nacionalistas de Podemos, 2 millones largos en autonomías como Madrid, Andalucía, Castilla y León, Murcia, Aragón, Extremadura, Cantabria o La Rioja, no consideran importante la unidad de España o votaron a Podemos sin conocer aquella exigencia o lo hicieron conscientemente deseando, por encima de cualquier otra cosa, echar al PP y al PSOE por considerarlos la causa de todos sus males. Como quiera que sea son muchos votos y, para recuperarlos, habrá que responder con mucha regeneración y con mucha pedagogía política, constitucional e histórica.

Y ahora a remediar el desaguisado o nuevas elecciones en primavera. El Rey consultará con los grupos políticos y propondrá al candidato que tenga la mayoría absoluta en primera vuelta, 176. Rajoy con C`S no la tiene y Sánchez con Podemos, 9 ERC, 8 DL (antes CiU), 6 PNV, 2 Bildu y 2 Unidad Popular (antes IU) sí. Si nadie cuenta con ella el Rey deberá proponer al candidato sin mayoría absoluta pero con más apoyos, que no tiene por qué ser el del grupo más amplio. Esta es una cuestión decisiva porque ese mismo candidato tiene a las cuarenta y ocho horas una segunda oportunidad

necesitando la mayoría simple. Si en esta Rajoy cuenta con el voto de C`S, 163 es la suma, o la abstención, sería investido siempre que el PSOE se abstuviera, pero no si vota en contra junto a Podemos y los demás. Sánchez tendría entonces su oportunidad y con esos apoyos sería investido. El PP con 7.200.000 votos ganó en 37 provincias y 13 autonomías sacando 1.600.000 votos al PSOE y 3.700.000 a Ciudadanos, por eso sería lógico que Rajoy en la segunda vuelta contara con el voto o la abstención de Ciudadanos, y la abstención del PSOE. Un gobierno en minoría de Rajoy con mucha comunicación con las otras dos fuerzas para conseguir progresos viables en distintos campos sería razonable y coherente con los resultados electorales y con la complejidad del momento. Como lo sería un gobierno de los tres partidos que garantizan el orden constitucional y la estabilidad. Mucho más que un gobierno de Sánchez apoyado por Iglesias y los independentistas. En todo caso, esto no ha hecho más que empezar y otros actores políticos y económicos, nacionales e internacionales, intervendrán en un asunto de tanta trascendencia. Paciencia y barajar.