Un año en el poder municipal y la Marea Atlántica sin conseguir relacionarse con la sociedad; doce meses de gobierno no exento de conflictos, en síntesis. El tiempo ya no es recurso para sacudir culpas, y no hay argumentos que eviten el panfilismo y los aspavientos. A D. Xulio y a su equipo, los zolios periodísticos están dispuestos a echarle sus garras. Los desplantes institucionales han penetrado en la fibra del vecindario y el laicismo ideológico no cuela. Decía Julio Camba que "si nuestra legislación laica tuviera carácter retroactivo, todo en España perdería sentido, desde la literatura hasta la cocina". La aplicación de la ley de la memoria histórica ha sido un galimatías, porque la memoria no puede ser recordada a voluntad y olvidada a conveniencia. Si Vázquez y Losada nos mostraban maquetas irrealizables, ahora sugieren titulares, proyectos, la propaganda es "imagen" y la actividad sin motivo, "gestión dinámica". Sus palilleros parecen no sentirse alentados por la información, hay falta de imaginación, en suma, y la imaginación no se puede delegar. Atrás quedó en desuso la palabra "humanizar", aplicada a las infraestructuras, y con ella la solución de los accesos a la ciudad por la avenida de Alfonso Molina. Hemos perdido el tráfico de contenedores, Alvedro sigue en su sitio, mientras desde los insaciables cantones parroquiales se intriga para un desmantelamiento institucional. Aquí lo que prima es el "proceso participativo", o sea, escuchar a D. Xulio en sus sabatinas de fin de mes, tomar nota de las propuestas de los vecinos y al final, al mejor estilo podemita, hacer lo que ya estaba previsto. En los grades asuntos, al equipo municipal le resulta difícil dar la medida, cuando se trata de gestiones de alta profesionalidad. Entregados al ámbito partidario, sermonean por la periferia, porque solo conciben la política como un medio cerrado de vida, sin pensar que viven a expensas de los socialistas.

Otrosidigo

Desfeita en Ciudadanos-La Coruña. No han entrado con buen pie en Galicia. No han calibrado su ambición al salir de Barcelona. Su arrogancia y sabelotodos les han hecho perder el rumbo y frustrar las esperanzas de quienes los habían visibilizado como una nueva alternativa política. ¡Que el perejil ya estaba inventado!