Las candidaturas para las elecciones gallegas, pese a las escaramuzas, parecen haber sido conformadas. Beiras se despide, pero se queda en el círculo electoral. Lo novedoso, esta vez, es el debut de Luís Villares, cabeza de lista de En Marea, personalidad que sonríe con cierto aura de ingenuidad. No refleja, sin embargo, si necesita que lo aleccionen o lo hará por sí mismo. Ana Pontón, con su ímpetu étnico, propone abolir el Estatuto de Autonomía que, recordamos, nació en la Sala de Agonizados del Hostal. Sonrisas, reírse de sí mismos; reírse es el mejor síntoma de buena salud. En el campo de la sonrisa, Feijóo es un autómofo, incluso en lo mefistofélico. Su oficio le permite distinguir comportamientos entre el que manda y el que obedece. Las candidaturas femeninas -BNG y Ciudadanos-no son pródigas en sonrisas. Tampoco, Leiceaga, del PSG es personaje alegre. Tienen que acelerar o quedarán como tanagas en el mapa político de Galicia. Suele suceder, al comienzo oficial de la campaña electoral, que todos los candidatos se esfuercen en sonreír y en repartir abrazos cuerpo a cuerpo, pero se les nota, como a las geishas, en las que todo es inescrutable. Los podemitas, dentro de las mareas, agazapados, esperan con ansia superar el apagón analógico municipal. Unos y otros, deben ofrecer la esperanza de dar sentido a la vida pública, por encima del tiempo y de las ideologías. Sobre todo, llegar equipados de ideas y de voluntad para situar energías creadoras en la acción política. Agosto ha sido un mes incandescente. No es extraño que, a muchos gobernantes, les haya faltado chispa y sobrado humo.

Otrosidigo

Doña Mar Barcón, superviviente del vazquismo coruñés, aspira a darle impulso al PSG-Local. Tantos lustros en la vida municipal, doña Mar es merecedora de un buen descanso. Jubilación viene de júbilo, y nada más saludables para esta polifacética política consejera de Caixa Galicia, en representación de una coral betanceira, y preboste en la organización regional socialista, que un largo receso.