Un salón de moda autóctono

La Coruña, por su pujanza fabril, su pragmatismo empresarial y su atmósfera cultural, es de las pocas ciudades españolas que ofrece el clima necesario para promover un Salón de la Moda con base autóctona, que rememore su secular tradición textil. A la hora de hacer recuento, nos vienen a la mente, entre otras factorías, Coruñesa de Confecciones, Primera Coruñesa, Federico Nogueira SL e Hilados y Tejidos de Vilasantar, que tenía su asiento en las proximidades de Sobrado de los Monjes. Hoy en día, la atención mundial de la industria textil y de la confección se centra en nuestra ciudad a través de Inditex, cuya marca Zara, de relieve internacional, trasciende a las antípodas. Hay otras firmas autóctonas de reconocido prestigio aquí establecidas, que contribuyen a enaltecer el negocio de seducción que es la moda y acentúan la nombradía de Galicia. "Hay que vivir de las emociones, no de las subvenciones", acaba de manifestar uno de los grandes creadores gallegos, Roberto Verino, que apunta a dos novedades: presentar sus colecciones en la propia temporada, es decir, sin anticipación y olvidarse de la alfombra roja. La propuesta de Verino no excluye, sin embargo, los desfiles, acto supremo de los diseñadores, en los que la estética y la originalidad son poesía y metáfora, a la vez que ponen de manifiesto su notorio potencial económico y cultural. El negocio de la moda debiera ser para nuestros gobernantes un resorte integrado en la promoción turística de La Coruña, como viene siendo, por ejemplo, el certamen hípico internacional de Casas Novas o la Tall Ships Races e incluso, en otros tiempos, el Festival de Mozart, dejado de la mano por el anterior alcalde. Pongámonos manos a la obra, superar el ensimismamiento ideológico, no convertir la política en una profesión y, mucho menos, que su desarrollo constituya actos de complacencia.