En su largo recorrido histórico, el PSOE, (fundado en Madrid, en la clandestinidad, por intelectuales y tipógrafos el 2 de mayo de 1879), ha sido fundamental para el desarrollo y democratización del Estado español. En distintos círculos de opinión, tertulias, debates, mentideros políticos y sabiondos politólogos, sacan a relucir los quebrantos padecidos por la citada formación, comparando la actual situación por la que atraviesa el partido progresista, con las crisis (contabilizo diez) ocurridas, destacando las siguientes: los enfrentamientos entre Indalecio Prieto y Largo Caballero; la renuncia del marxismo; la defenestración de Alfonso Guerra y la dimisión voluntaria y abandono de cargos políticos, estas tres últimas provocadas por Felipe González, y, no acierto a encontrar semejanzas entre aquellos momentos críticos y el riesgo y peligro al que se exponen tras el levantamiento, donde unos cuantos viejos, caducos, líderes (Felipe, Bono, Corcuera y algún otro) y actuales barones y baronesas de medio pelo, dan un golpe bajo y hacen dimitir al secretario general y candidato a presidir el gobierno del Estado español, Pedro Sánchez, que defendía y defiende un mandato, no a la investidura de Rajoy, otorgado por la Comisión Ejecutiva elegida, cuando aquél ganó las primarias, hace más de dos años, y que no era otra que evitar que el líder de los ultra conservadores y el PP (partido político totalmente corrompido) dirigiesen los destinos de España.

Ya sabemos, por activa y por pasiva, que Sánchez no alcanzó aquel objetivo; una, por las ansias de Podemos y su cabecilla Pablo Iglesias y la cerrada actitud del PP y sus jefazos, habida cuenta, que si Rajoy no era Presidente del Gobierno, el PP se desharía antes que un caramelo en la boca de un mono.

El golpe de mano provocado dentro de la Comisión Ejecutiva Federal socialista es, a todas luces, ilegal. ¿Cómo se puede culpar a Sánchez de no se sabe qué desacato por una señora y unos cuantos cabecillas? O sea, los Estatutos del partido progresista, al orinal. Se cargan a quien cumple un mandato y tampoco se tiene en cuenta que era la cabeza visible de la formación por los citados golpistas y, lo más importante, por las bases del partido (la militancia) simpatizantes y progresistas en general. Se han lucido la Susana Díaz y sus correveidiles que, han hundido al partido, con el agravante de que los listos del nuevo Comité Ejecutivo Federal, que no se sabe si están provisionalmente o calentando el sillón para seguir mangoneando, porque ahora tienen que decidir entre votar no a la investidura de Rajoy, que es la decisión que en su día tomaron, o abstenerse. El lío está montado y habrá que convenir que la chapuza es de tal calibre, que no se trata de que la formación socialista se hunda en profundas reflexiones, ni que haga grandes travesías por los desiertos: el partido está roto en parcelas dirigidas por caciques y el que componga los restos, buen componedor será y eso, se verá pronto.