En la historia menuda de 2016, la alegría navideña nos dejó brotes naturales en los desfiles callejeros tipo Disney, belenes con personajes señeros y la presencia en una de las carrozas de Carolina Bescansa y su bebé, renovando añoranzas infantiles de la liturgia compostelana. En La Coruña, ciudad de miles de urgencias desatendidas, a mayor crisis, mayor actividad de nuestros munícipes. Algunos, incluso, han visitado centros benéficos, paradójicamente a los que les habían retaceado ayudas. En el repertorio municipal, además de "participación", "sostenibilidad" y "regeneración", debiera añadírsele "responsabilidad sostenible". Las ideas se han difuminado para dar paso al protagonismo, cuasi patológico, de lo contencioso. Los partidos que conforman la Corporación municipal parecen haber perdido el rebozo en actitudes esperpénticas que los define: el PP, sumiso a la Xunta, alza la voz para no quedar reducido al silencio, cuando se trata de atropellos históricos. Si bien la memoria es frágil, cuando no de conveniencia; la Historia no se puede revisar, sí enjuiciarse. El socialismo local, en estado flotante, sigue su deriva, tras las dimisiones de Barcón y Dapena. De un lado, proporciona "pellizcos de monja" a la Marea en temas presupuestarios; pero, por otro, es quien la sustenta en el poder. Difícil conjugación, que Ghandi denunciaba: "No se puede pactar con el error aunque aparezca sostenido por textos sagrados". Así ha llegado el populismo a la vida municipal, no solo unido por el poder sino por el temor a perderlo. Que a don Xulio no le traicione su próvido subconsciente; podría quedar como un romano en el circo. La Coruña, pese a todo, mantiene su espíritu abierto a la convivencia en libertad, en la defensa de los derechos civiles y, sobre todo, por hacerlo de nociones mínimas de respeto sobre nosotros mismos.

Otrosidigo

El gobierno local ha hecho público los gastos de viaje de sus ediles; datos que comparan con los realizados por los peperos en época anterior. En lo divulgado, echamos de menos el desplazamiento a China de un edil mareante, según se dijo, para "promocionar el Puerto de La Coruña". Dejémonos de anáforas y pongámonos a "las cosas", como recomendaba Ortega. La oposición guarda silencio, tal vez recordando que "no conviene interrumpir al enemigo cuando está cometiendo tantos errores".