Todos los analistas económicos coinciden en un factor positivo para nuestra economía: la estabilidad política. Desde ese punto de vista podemos convenir que el congreso del Partido Popular ha sido ejemplar. Lejos de disputas y luchas por el poder, todos con una sola voz han reconocido el liderazgo de Mariano Rajoy y le han ofrecido a su líder la unidad y el apoyo necesario para que el partido no sea un obstáculo para la acción del gobierno y de esta manera el presidente pueda dedicar todo su tiempo al ejecutivo que preside y por ende a solucionar los problemas de los españoles.

Y es que no es posible una buena gobernanza si el partido que te apoya está sumergido en guerras cainitas y luchas de perfil bajo por cuitas internas de poder. Es normal que a los medios de comunicación les atraiga más otro modelo de congreso, de las disputas internas se derivan noticias y titulares que unos congresos serenos no proporcionan, pero es cierto también que la estabilidad y la certidumbre del país agradece mucho más que los políticos ofrezcan estabilidad que tambores de guerra. No conozco ningún país que desde la inestabilidad política haya prosperado, ni mucho menos encuentro ejemplos de naciones que hayan superado una crisis tan profunda como la que azota a Europa desde el desencuentro. Porque todos sabemos lo que se puede esperar del gobierno popular en cuestiones importantes, a unos les gusta y a otros no.

Así en economía sabemos que la recuperación anunciada que llega a la macroeconomía no llega de forma clara a las economías familiares y que para que esto suceda habremos de ser austeros en el gasto público, contumaces en el esfuerzo y sacrificados en el sufrimiento. Quizá necesitaremos un poco más de paciencia porque el tiempo de sufrimiento se nos está haciendo eterno. Rajoy sabe que la recuperación de la clase media es fundamental para su propia supervivencia pues en ella está el baluarte básico de su apoyo electoral.

El hecho de que el PP siga ganando elecciones y que las fallidas encuestas le sigan dando avances a los populares es el mejor ejemplo de que la clase media confía en los populares, aunque también sepamos que esta situación de sufrimiento no debe de prolongarse en demasía pues la paciencia es, hoy por hoy, un bien escaso y sobre todo perecedero. En cuanto a la unidad de España, gravemente amenazada desde Cataluña, sabemos también que Rajoy no cederá al chantaje y nunca accederá a robar la soberanía a todo el pueblo español. Pero solo lo dicho no explica la fortaleza de los populares.

Hay otros elementos que contribuyen a esta fortaleza casi pétrea del PP: la inconsistencia de sus oponentes y las incertidumbres que siembran. El congreso espectáculo de Podemos ha puesto en evidencia la nula cohesión interna de la amalgama de partidos y facciones que conforman la plataforma de Podemos. Mientras su líder se acomoda en la extrema izquierda, un tal Echenique, número dos de la formación de formaciones, se planta en el Chester de Risto para decir que Hacienda debe cobrar a los ciudadanos más ricos un 95% de sus beneficios, más allá de valorar los empleos que crean o de la posibilidad que tienen, en este mundo global, de trasladar sus empresas a países que no les confisquen sus beneficios. Si contribuir está bien y es necesario, el vampirismo que propone Podemos solo serviría para ahuyentar a todos los generadores de riqueza y empleo.

Por supuesto Podemos, como buenos populistas, se ponen detrás de todas las pancartas, también de aquellas que piden robar la soberanía nacional a todos para dársela a unos pocos. Y finalmente, la dubitativa posición frente a algunas dictaduras de los podemitas, nos acercan más a las dudas de si el modelo que ansían para España es el de Cuba o Venezuela, países en donde sus ciudadanos no es que no gocen de bienestar, es que no tienen ni libertad. La otra fuerza que empuja demoscópicamente al PP, es el partido socialista. Ahí, la guerra no termina nunca. La comisión gestora empieza a resentirse de las acciones del otrora secretario general Pedro Sánchez y pretende maquillarse frente al gobierno poniendo palos en las ruedas de un presupuesto que será necesariamente técnico para mantener nuestra situación con los socios europeos. A mayores, la posición de Sánchez con respecto a Cataluña y el futuro congreso que no tiene fecha, será el campo de batalla de, por lo menos, tres adversarios. El éxito de Rajoy en su congreso y también en las urnas se lo debe a su partido, pero también a la incompetente competencia. Si hay que elegir entre estabilidad o incertidumbre? gana Rajoy.