Lo dijo con razón Barandiarán, del PNV, nadie de la oposición ha presentado una alternativa al decreto ley del gobierno sobre la estiba. Así fue y así se retrata una oposición de ruido y ocurrencias que ni impulsa ni deja impulsar al gobierno y que está haciendo méritos para una disolución pronta del Congreso. La foto de Iglesias y los suyos aplaudiendo a los estibadores puño en alto en la tribuna es el mejor retrato de la oposición al completo. Con el rechazo al decreto ley conservan los estibadores sus salarios de oro y el control absoluto sobre una actividad en la que no admiten mujeres. Bloquean la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE pero no las sanciones que pagaremos todos. Un éxito celebrado por Iglesias que miraba a los estibadores fingiendo la emoción con la que en los setenta se recibía a los mineros exhaustos saliendo de un encierro de protesta en el pozo o a los dirigentes de Comisiones saliendo de Carabanchel. ¡Cuánta impostura! Me cuesta creer que el Iglesias que aplaude a los estibadores, se sienta maleducado en los pasillos del Congreso o monta numeritos a cada paso siga siendo el dirigente en quien confían y se ven representados millones de indignados. Me cuesta creer que aún no se hayan percatado de que el señorito va a lo suyo hasta el día en que se aburra y vuelva a la televisión, pero a lo grande.

Los socialistas escapando de sí mismos y dispersándose en tres direcciones, de momento. Sánchez, con escasos apoyos en el grupo parlamentario y él mismo sin escaño, no hubiera apoyado el decreto ley pero su opinión sobre el asunto de la estiba no hace al caso. Con López tampoco hay que estrujarse el cerebro porque en su anticuado discurso el PP será siempre la derecha explotadora de los sufridos trabajadores de la estiba. Su rechazo al decreto estaba cantado. Lo difícil es entender a la Gestora y a su candidata que es la del aparato y la de los que mandan en el partido y peinan canas. Vamos a ver. Aquel PSOE, el de González, habría firmado el decreto con prejubilaciones a los cincuenta y el 70% del salario y hubiera cumplido la sentencia europea. Si el PSOE no lo hace y deja que, por vez primera, un gobierno se tenga que tragar un decreto ley es porque Susana Díaz y la Gestora están convencidas de que su militancia no se lo perdonaría en la votación en la que competirá con Sánchez y López por el liderazgo del partido. Si el decreto ley se presentara con Susana Díaz recién elegida se aprobaría con su voto o su abstención, porque un PSOE que aspire a gobernar ha de saber cuándo toca oposición de confrontación, sí, y cuándo toca oposición de colaboración con el gobierno en asuntos importantes como este. El PSOE tiene un discurso para la militancia, el del no es no que compartieron todos durante el año de Sánchez y que ha funcionado contra el decreto ley, y necesitará otro para los votantes desconcertados por su radicalidad y sectarismo. En el fondo, el problema son las dichosas primarias aunque se nieguen a reconocerlo.

De la canaria Oramas y de los grupúsculos independentistas nada que decir. En cuanto a Rivera, debería preocuparse por las compañías en que ha defendido al gremio, porque gremialmente se comporta, de estibadores de España.

El decreto ley es la norma que más fiel y rápidamente transforma la voluntad del gobierno en norma jurídica del Estado. Nunca un gobierno vio rechazado un decreto ley por el Congreso. Si eso sucede, gobernar se hace tan cuesta arriba que lo lógico es disolver a quien, sin capacidad para derribar, solo sabe obstruir.