Depende de dónde aparque el coche, pero normalmente para luego recibir atención médica o visitar a un enfermo en el Canalejo, el hospital así llamado aún por muchos, o si se quiere al rimbombante Chuac, que viene a ser como nuestro santuario local de la salud y la higiene, he de caminar bordeando un estercolero. Una de las aceras que bajan del estacionamiento libre, el situado en las explanadas que coronan el cerro, tiene en el lateral que da al monte un auténtico estercolero. Según pasas ves todo tipo de basuras por allí tiradas, mezcladas con envases aplastados, miles de envoltorios, plásticos, restos de cajetillas? hasta algunas mascarillas y todo lo que calificamos como desperdicios. Cuando me toca pasar por allí lo hago con asco, y con prevención, con la boca cerrada y procurando contener la respiración mientras puedo, para evitar los miasmas que por allí pululen. ¿Y nadie denuncia este estercolero? Porque lo chocante es que por allí también pasa mucho personal del complejo sanitario que tienen que aguantar diariamente que esa basura siga allí día tras día. Para mí resulta inexplicable la permanencia de un foco de inmundicia tan próximo a un centro médico y hospitalario.