Curar una enfermedad con la misma sustancia que la produce. Recurrir a la cebolla para evitar el lagrimeo o a la cafeína para solucionar problemas de insomnio. Esta es la base de la homeopatía, un método terapéutico -que surge a principios del siglo XIX- y que cada día gana más adeptos aunque rodeada de polémica. Mientras los homeópatas gallegos reclaman que esta especialidad se incluya en el temario de las facultades de Medicina, desde los colegios de médicos aseguran que la homeopatía no se "rige por criterios científicos" y por tanto, no es equiparable a la labor del resto de facultativos.

A la hora de enumerar las ventajas de la homeopatía sobre la medicina tradicional, los profesionales del sector lo tienen claro: trata al paciente de forma global y sin efectos secundarios. "La principal diferencia es que abarcamos al ser humano en su totalidad, no sólo los síntomas de una patología concreta sino también su carácter u otros aspectos nos sirven para curarle", señala la presidenta de la Sociedad Gallega de Medicina Homeopática, Mª José Gómez Segarra. El otro pilar de la homeopatía son sus fármacos. "Se venden como cualquier medicamento en farmacia pero tienen un origen natural -animal, mineral o vegetal- y por ello, no causan nunca efectos secundarios", sostiene. Una de las peculiaridades de estos productos es que se basan en la ley de similitud: incluyen la misma sustancia que produce una patología pero ese principio activo es diluido numerosas veces hasta llegar a concentraciones muy pequeñas bautizadas como infinitesimales. "La cantidad de estas sustancias nocivas es ínfima", dice.

Pero lo que para unos son ventajas, para otros no es más que un alejamiento de los principios científicos que deberían protagonizar todo acto médico. "Es una actividad que no se rige por un método científico. Se basa en argumentos de hace 200 años que, con los grandes avances en medicina que se produjeron en el siglo XX, han quedadon desfasados", señala el vocal del Colegio de Médicos de A Coruña, Rosendo Bugarín, quien asegura: "Puede que sea un método terapéútico que no haga daño -de hecho el Parlamento de Gran Bretaña denunció recientemente que actúa simplemente como un placebo- pero no es una especialidad médica".

Dos puntos de vista diferentes pero con un mismo origen: la medicina. La legislación española establece que únicamente quienes tengan una licenciatura en Medicina pueden dedicarse a la homeopatía. Por tanto, quienes optan por el método tradicional y por el alternativo son compañeros de profesión aunque con distinta forma de verla y demandas muy dispares. Desde la Sociedad Gallega de Homeopatía reclaman que este método terapéutico se incluya en el temario del que debe examinarse cualquier aspirante a médico. "Por el momento hay varias universidades españolas que ofrecen masters en homeopatía pero no se da en la carrera", sostiene Gómez Segarra, quien afirma: "Es un error porque la homeopatía no es un complemento o una alternativa a la medicina; es medicina. Hay que aprender que algunas patologías pueden curarse sin necesidad siempre de dar fármacos. En la medicina tradicional, a veces, se matan moscas a cañonazos". Desde el Colegio de Médicos de A Coruña, sin embargo, sostienen que la homeopatía es algo al margen de la medicina. "En todo caso podrá hablarse de un complemento pero nunca de una alternativa", sostiene Rosendo Bugarín, facultativo de la provincia de A Coruña.

La situación en España

Unos 10.000 médicos especialistas, de Atención Primaria o pediatras recetan fármacos homeopáticos de forma habitual en España -en Galicia no hay datos oficiales- aunque la legislación española no regula esta actividad y por tanto, no se incluye dentro de las prestaciones de la sanidad pública. Para solucionar esta situación, el Ministerio de Sanidad constituyó en abril de 2008 una comisión con las comunidades autónomas para regular no sólo la homeopatía sino el resto de terapias naturales. Por el momento, apenas se ha avanzado. Pese a todo, los homeópatas gallegos aseguran sentirse satisfechos con los pequeños pasos que van logrando. "El pasado año la Organización Médica Colegial aprobó que la homeopatía es un acto médico y ya nos podemos acreditar en los colegios como tales", señala doctora Segarra.

Con la garantía de que detrás de cada consulta hay un médico pero sin presencia en los ambulatorios y hospitales públicos, la homeopatía gana adeptos cada año. La razón hay que buscarla en el trato más personal con el paciente. "La saturación de los centros y la despersonalización de la medicina provoca esta demanda", señala Bugarín. "Los fármacos palian los síntomas un tiempo pero no siempre son la solución", añade Segarra. Los propios homeópatas son conscientes, sin embargo, de sus limitaciones y de que, a veces, tienen que recurrir a la medicina de toda la vida.