Varios agentes de las llamadas Patrullas Silenciosas tomaron ayer la plaza de María Pita de A Coruña para explicar a los transeúntes la importancia de respetar el silencio de los demás y cómo se puede moderar el ruido que se genera en las ciudades. Se trata de la iniciativa STOP al Ruido, con la que GAES Centros Auditivos conmemoró el Día Mundial de Concienciación contra el Ruido. Los guardias se acercaban a los ciudadanos y sin mediar palabra, sólo mediante gestos, les entregaban un folleto con consejos para mejorar su salud auditiva y unos tapones.

A aquellos que se excedieran de los decibelios recomendados, les sacaban unas multas en las que se señalaba la infracción cometida, aunque no había que pagar ninguna cuantía. Eso fue lo que le ocurrió a un operario que manejaba una máquina en una obra de la plaza, a varios viandantes que pasaban escuchando música en el MP3, al camión de la basura o a algunos profesores que acudieron con una excursión de niños y elevaban demasiado el volumen para hacerse oír entre los pequeños. "La gente se lo toma con mucho humor", señalan los responsables de la campaña.

Las obras y el tráfico son los ruidos más odiados por el 85% y el 60% de los gallegos respectivamente, según los resultados de un estudio realizado por GAES para conocer los sonidos que más molestan a la población. Por otra parte, el director de la entidad en Galicia, Jesús Luaces, destaca como "dato curioso", que el 34% de los encuestados está harto de oír a los políticos, mientras que al 29% haría oídos sordos al fútbol. En el lado opuesto, el 81% señala el sonido del mar como su preferido, seguido de la música con un 62% y el canto de los pájaros con un 53%, "pero se pueden perder si no nos protegemos", añade el responsable de GAES. Además, España es el segundo país a nivel mundial con mayor contaminación acústica, sólo por detrás de Japón y según Luaces, las comunidades autónomas del norte son las que menos concienciadas están con el tema. El especialista achaca esta "dejadez" a que la pérdida de audición se produce de forma paulatina, y "no se acude al especialista hasta que no se entienden bien las palabras o se necesita subir demasiado el volumen de la televisión". Por eso, recomienda a todo el mundo hacerse una revisión del oído al año, sobre todo a partir de los 40 años, para que se pueda prevenir a tiempo antes de que se convierta en un problema irreversible. Sin embargo, en España, la mitad de la población no han visitado nunca al otorrino.

"Vivimos en un mundo cada vez más ruidoso y las personas gritan más al hablar obligados por los ruidos de su alrededor que enmascaran el habla", explica el responsable de GAES, quien aclara que la juventud tiene peor salud auditiva que hace años, y si antes quienes demandaban audífonos eran sobre todo los mayores de 50 años o algún joven con enfermedades de oído hereditarias, desde la llegada de las nuevas tecnologías ha aumentado la venta de aparatos para mejorar la audición en esta franja de edad.

Luaces propone que todos respeten las leyes y no sobrepasen los 65 decibelios para reducir la contaminación acústica en las ciudades. La concienciación también "comienza en cada uno", por lo que hay que "escapar de ambientes ruidosos" y si no es posible "proteger los oídos con tapones". El ruido de las obras es el más agresivo para los oídos, según el responsable de GAES, pero la única solución es la "autoprotección" porque "el daño auditivo es directamente proporcional a la intensidad y el tiempo de exposición al ruido que causa molestias", concluye Luaces.