La supervivencia del sistema sanitario público español pasa por reformas que tendrán que acometerse de urgencia y que deberían haberse previsto "hace años", según defendió el director médico del Hospital Clínico de Barcelona, Josep María Piqué. El facultativo compartió ayer mesa con el presidente del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña, Luciano Vidán; el director en Galicia de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Xosé Luis Barreiro; el exsecretario general de CCOO, José María Fidalgo; el exsecretario de Estado de Hacienda Luis de Guindos; y el médico y economista Enrique Castellón, en un foro sobre el impacto de la crisis en la sanidad pública española, cuya deuda suma unos 15.000 millones de euros.

En el encuentro, titulado La crisis económica y su impacto en el modelo sanitario y que se celebró en la Fundación Caixa Galicia, Fidalgo defendió el catálogo priorizado de medicamentos que propone la Xunta, y que está recurrido por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional, como medida acertada para racionalizar recursos. El exsecretario general de CCOO lamentó que la iniciativa impulsada por el Ejecutivo gallego, cuyo espíritu estimó "bienintencionado", no se haya llevado como tema "prioritario" al Consejo Interterritorial de Salud para proponer su exportación a las demás comunidades autónomas. Fidalgo aseguró que "uno de los gastos más considerables del sistema nacional de salud son las prestaciones farmacéuticas".

"Hemos tenido una fase expansiva de la sanidad que nos hemos podido permitir en época de bonanza", señaló Josep María Piqué en la rueda de prensa previa al acto, en el que se llenó el aforo, y apuntó que ya no se puede mantener. El director médico del Hospital Clínico de Barcelona sostuvo que hay que "concentrar servicios y unidades" y hacer "una reflexión profunda sobre qué sistema de salud va a ser capaz de pagar este país". Piqué criticó que no se hubiese previsto con antelación una modificación estructural y que la demora haya desembocado en los actuales recortes en la sanidad catalana, con una reducción de mil millones de euros, un 10% del presupuesto de que dispuso el departamento sanitario de Cataluña en el pasado ejercicio.

Preguntado por la deuda del sistema público de salud, Fidalgo descartó que el problema sea una escasa financiación. "El asunto es racionalizar el gasto", defendió el exsecretario de CCOO, quien matizó que las decisiones deben tomarse de modo que no permitan el "despilfarro" y que "no se permitan desigualdades entre las comunidades autónomas". De hecho, vio en las "relaciones cooperativas" entre autonomías una de las claves del éxito de la reformulación del sistema.

El médico y economista Enrique Castellón defendió que el sistema sanitario tiene "dificultades financieras y no financieras" y opinó que el sistema "tiene que ser más flexible y productivo". Castellón, que descartó dar una respuesta concreta sobre si el copago sería el remedio, apuntó también que no se puede dar una "solución matemática" y estimó que el proceso para acometer los cambios que garanticen la viabilidad de la sanidad pública en España debe partir de un análisis y de una comparación con "cómo lo están haciendo en otros lugares y ver la experiencia en otros sitios". Castellón aseguró que el aumento de la presión demográfica y el incremento del coste del equipamiento tecnológico obligan a adaptar el sistema sanitario.

Fidalgo aseveró que "el sistema será sostenible si queremos que sea sostenible" y sentenció sobre la necesidad de cambios estructurales: "Los antisistema aquí son los que no quieren reformas".