Concienciar a la sociedad en general, y en particular a los jóvenes en edad escolar, sobre la necesidad de la donación de órganos y tejidos es la herramienta básica para mejorar los datos de trasplantes y el objetivo fundamental del programa de divulgación puesto en marcha por las fundaciones Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y María José Jove que, desde ayer, se desarrolla mediante charlas en centros educativos de la provincia coruñesa.

-El programa que desarrollarán durante este año las fundaciones Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) y María José Jove para fomentar la donación de órganos y tejidos se dirige, fundamentalmente, a los más jóvenes... ¿Por qué han elegido a este colectivo?

-Nos parece importante dirigirnos a adolescentes de entre 14 y 18 años porque, en esa franja de edad, es cuando empiezan a elaborar criterios propios sobre aspectos importantes de la vida, como qué quieren estudiar, en qué les gustaría trabajar... Lo que buscamos, con este programa, es que tengan toda la información posible sobre donaciones y trasplantes de órganos y tejidos para que, llegado el momento, puedan decidir, ya que ellos van a ser los familiares de los posibles donantes del futuro.

-El objetivo vuelve a ser concienciar...

-Sí, la labor de concienciación es especialmente importante ya que, aunque las negativas familiares han bajado en el Chuac (y a la espera de confirmar el dato de 2012, es muy posible que también en el conjunto de la comunidad gallega), Galicia sigue estando por encima de la media nacional.

-¿Por qué los gallegos son más reticentes a la donación de órganos y tejidos?

-La desconfianza es la causa más frecuente apuntada por las familias en las encuestas sobre donación, pero en Galicia también influyen otros factores como, por ejemplo, la importancia que se da a las creencias relacionadas con el culto a la muerte en zonas rurales.

-Detrás de cada negativa familiar, hay una puerta que se cierra para uno o varios enfermos...

-Así es. A mí siempre me ha gustado especialmente hablar en estos términos, porque es la pura realidad. Cada donación de órganos que no se consigue es una opción menos para algún enfermo que no tiene otra alternativa, ya que los trasplantes, por desgracia, no son tratamientos electivos: un paciente en lista de espera, que no recibe un nuevo órgano, puede morir.

-¿Qué metas se ha fijado el Chuac, en materia de donaciones, este año?

-Empezaremos a implantar la donación en asistolia de tipo III. Aunque la mayoría de las donaciones que se realizan en el Chuac son tradicionales -de enfermos que fallecen en la UCI por muerte cerebral-, desde hace años practicamos, también, extracciones en asistolia, es decir, a donantes diagnosticados de muerte por el cese irreversible del latido cardíaco (asistolia). Ahora vamos a iniciar, de forma pionera y en base a un acuerdo estatal, una nueva modalidad, de donantes con patologías graves no recuperables, que no están en situación de muerte encefálica pero dependen de ventilación mecánica, en los que se decide, de forma consensuada con la familia, limitar el tratamiento de soporte vital, esperando a que fallezcan en asistolia.

-Y en cuanto a trasplantes, ¿qué se han propuesto?

-Estamos a un nivel de actividad tan bueno que plantearnos objetivos numéricos sería impensable. Lo que queremos es seguir potenciando el trasplante renal de donante vivo, y en el resto de modalidades mantenernos, y tratar de reducir la mortalidad de los pacientes en lista de espera.