Abanderado por el movimiento punk en los años 70, el viejo lema de Hazlo tú mismo vuelve a estar de moda. La demanda para aprender todo tipo de trabajos manuales -desde hacer jerséis o bolsos hasta restaurar muebles o decorar uno mismo su vajilla- se ha disparado en A Coruña en los últimos años. Desde las tiendas que ofrecen estos talleres aseguran que la crisis influye, pero no es lo único que explica esta tendencia. "Personalizar o customizar una camiseta en lugar de comprar una nueva es algo que se hace en época de crisis, pero más que por ahorrar, muchas de nuestras alumnas acuden a los cursos porque son una especie de terapia, hacen amistades, se cuentan sus cosas, se desahogan...", indican en La Rueca Patchwork. "Se combinan varios factores: con la crisis la gente tiene más tiempo libre, pero hacerse sus propias creaciones está de moda por la satisfacción de ver que es una pieza única, que has hecho tú mismo. Esto sube la autoestima", añaden en Como Molo.

Las viejas labores como calceta, ganchillo o costura son las que cuentan con más adeptos. Se trata de recuperar las tradiciones de las abuelas, pero modernizadas. "Nosotros apostamos por una estética muy moderna y actual. Hacemos ganchillo, por ejemplo, pero nada de tapetes o en costura no nos dedicamos a coser dobladillos", indica Lucía Ruíz de Aguirre, de Como Molo. Una filosofía acorde con la edad de quienes, en pleno siglo XXI, deciden retomar el hábito de las agujas. Pese a que muchas de las tiendas talleres de A Coruña tienen alumnos de todas las edades (desde niños a la tercera edad), el perfil más habitual es de una mujer de 30 a 40 años. "Son jóvenes educadas para triunfar en lo profesional y que ahora se encuentran que no saben coger una aguja para coser un pantalón", añade Ruíz de Aguirre.

Para iniciarse en el mundo del hazlo tú mismo no se necesita experiencia previa ni ser un manitas. "En las clases empezamos siempre desde cero y nos adaptamos al nivel de cada alumno. No hace falta tener una gran habilidad", indica Larisa Rodríguez, de Mundo Creativo, en donde imparten clases para hacer creaciones de bisutería. "Cualquier persona puede empezar sin saber nada y a cualquier altura del año", sostienen en La Rueca Patchwork. Estas tiendas talleres apuestan por grupos reducidos y con gente de diferentes niveles para que quienes se inician se animen al ver la evolución de sus compañeros.

Famosas como Julia Roberts o Sarah Jessica Parker son fans declaradas de hacer punto y es posible verlas con las agujas en el descanso de cualquier rodaje. Además, en EEUU ya no es algo raro ver grupos de mujeres que se reúnen de forma periódica en una cafetería para tejer en compañía. Una tendencia que ya ha llegado a A Coruña. Al más puro estilo de la novela El club de los viernes de Kate Jacobs, decenas de coruñesas se reúnen cada semana en La Rueca Patchwork para tejer y aprender nuevas técnicas. "Es lo que tiene más demanda porque es algo muy polivalente que te sirve para hacer prendas para ti, para tus hermanos...", indica Raquel Sueiras, propietaria de este establecimiento, quien asegura que estos cursos son también una forma de entretenimiento. "Son grupos reducidos, de seis u ocho personas y al final se hacen amigas, se cuentan sus cosas...", añade.

Conscientes del éxito ya son muchas las empresas que comercializan kits de calceta (ovillos, agujas y patrones) por un precio que rara vez baja de los 50 euros. Además, en busca de la comodidad para el cliente ya hay originales propuestas como la de Como Molo en A Coruña: si alguien se queda sin ovillos se los llevan a su propio domicilio por un coste añadido de cinco euros.

Aprender a coser a máquina también seduce cada vez a más jóvenes. "La crisis y la necesidad lleva a veces a tejer ropa", indica Raquel Sueiras, en cuya tienda imparten clases de corte y confección a diez grupos cada semana. "Es lo más demandado", añaden desde Como Molo, en donde también ofrecen la opción de alquilar la máquina de coser por horas o para una semana. Y en el tercer lugar del particular podio de viejas labores en auge está el ganchillo. Bufandas, bolsos, diademas o capas -cuanto más coloridos mejor- son solo algunas de las creaciones que las alumnas de estos talleres realizan a lo largo de un curso. Al ganchillo de toda la vida se une una nueva técnica de origen japonés: los amigurumi. Se trata de crear pequeños muñecos -generalmente animales- a través de croché.

Pero en la fiebre del házlo tú mismo no solo tienen cabida las labores ligadas a una aguja. Crear complementos personalizados está cada vez más en auge. Las tiendas que venden abalorios se multiplican y también los interesados en aprender cómo diseñar joyas originales. Larisa Rodríguez, de Mundo Creativo, ofrece talleres todos los días y asegura que el interés de la gente no deja de aumentar. "Crear tus propia bisutería no tiene nada que ver con comprarla, es una pieza única, que no la tiene nadie, que se te ocurre a ti; personalizada, que adaptas a un vestido...", indica Rodríguez, quien reconoce que, con la crisis, ha visto cómo aumenta la gente que quiere aprender para después vender sus propios diseños.

La mayoría de estas tiendas taller no se centran únicamente en una especialidad y renuevan constantemente su oferta para atraer a más público. Larisa Rodríguez, por ejemplo, combina sus cursos de bisutería con talleres para crear desde tarjetas hasta minialbums o decorar muebles a partir de un papel especial, libre de ácidos. En Como Molo también imparten cada mes diferentes talleres donde enseñan desde a decorar frascos de cristal a realizar originales paquetes de regalo o fabricar nuestras propias alfombras. Bolillos, patchwork (técnica que permite elaborar tapices, alfombras o bolsos a través de la unión de diferentes trozos de telas) o macramé también son talleres impartidos en La Rueca Patchwork.

Pero el mundo del hazlo tú mismo va mucho más allá. En ciudades como Madrid ya existen talleres de coches que prestan las herramientas para que el cliente cambie él mismo las pastillas de freno, locales en los que cocer uno mismo la cerámica que desee o incluso quienes prestan los fogones de una cocina industrial para elaborar un menú para varios.

Y para quienes no tienen tiempo de acudir a un curso o taller siempre quedará internet. Decenas de tutoriales muestran cómo restaurar un viejo mueble, arreglar una bicicleta, crear muñecas de fieltro o bordar un babero. Aquí A Coruña también tiene algo que decir. La empresa Gyemo, ubicada en Carral y especializada en distribuir material electrónico, cuenta con un blog en el que da consejos sobre cómo hacer innovadoras creaciones. Fabricar una lámpara con frascos de cristal, con cucharillas de plástico o utilizar bombillas decoradas como adornos son solo algunas de las ideas que proponen en su web.

Los productos artesanales, creados por uno mismo, son tendencia. Los expertos aseguran que cualquiera puede hacerlo. Basta con tener creatividad y paciencia.

Ligada desde hace años al mundo de la moda, Lucía Ruíz de Aguirre -que cuenta con una marca de ropa propia- vio que cada vez la gente estaba más interesada en hacerse sus propios diseños que en comprar productos en serie. Por ello, el año pasado abrió su tienda taller Como Molo en A Coruña. "Nos identificamos plenamente con la filosofía del hazlo tú mismo o do it yourself", indica esta joven, quien asegura que cuentan con unas 50 alumnas que acuden a diferentes cursos de forma continua durante todo el año a las que hay que sumar las que asisten a los diferentes talleres que programan de forma periódica.

"Tenemos cursos de ganchillo, de costura, de amigurumi, pero el que más éxito tiene es el de aprender a coser. La gente llega porque tiene una máquina en casa, pero no sabe utilizarla y desde el primer día aprende ya a poner la canilla y a dar puntadas", indica. Lucía tiene claro el porqué del auge del hazlo tú mismo. "No creo que cada vez más la gente valore que una pieza, un diseño sea artesanal, sino que lo que les importa de verdad es haberlo hecho ellos mismos. Es una satisfacción, una forma de subirse la autoestima en esta época de crisis", añade.

Pese a que casi todos los cursos cuelgan el cartel de lleno, cada mes suelen quedar plazas libres en alguno. Los precios oscilan entre los 40 euros mensuales por amigurumis hasta los 60 de costura.