El investigador del Instituto de Ciencias Marinas de Vigo (CSIC) Ángel Guerra ha participado en la primera necropsia de un calamar gigante que se realiza en Andalucía con la intención de estudiar la posible entrada de poblaciones de esta especie al Mediterráneo a través del Estrecho. Guerra fue requerido por los biólogos del Centro de Gestión del Medio Marino de Andalucía (Cegma) en Algeciras junto al otro gran experto en estos animales, el presidente de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), Luis Laria, para realizar la necropsia de un ejemplar que apareció el 10 de octubre varado en una playa y que permanecía congelado en el centro.

"En Andalucía la aparición de calamares gigantes no es tan frecuente como en el norte de España; este ejemplar es el quinto que se encuentra y aún no tienen medios y experiencia para estudiarlo, pero han trabajado todos muy bien y ha sido un placer colaborar con ellos", asegura Guerra, director del grupo de investigación de Ecología y Biodiversidad (Ecobiomar), que ha trabajado ya en más de treinta necropsias y posteriores estudios en ejemplares de todo el mundo.

Gracias a la disección del cadáver investigarán las condiciones de salud del animal y el motivo por el que pudo haber varado, así como la posibilidad de que haya una población estable en la zona. "Por el momento no sabemos las causas de la muerte pero nos ha llamado la atención la extrema delgadez del animal, que llevaba varios días sin comer y tenía alteraciones en la glándula digestiva y órganos hematopoyéticos (productores de sangre), lo que nos hace intuir que tendría alguna infección y llevaba un tiempo enfermo", adelanta el biólogo. "Por el momento descartamos que muriera a causa de contaminación acústica, por alguna explosión marina para detectar bolsas de gas o que se hubiera producido una captura accidental, que eran algunas de nuestras hipótesis", añade Guerra.

El ejemplar encontrado es una hembra inmadura de 70 kilos de peso y unos 7,5 metros de longitud. La necropsia -que despertó un gran interés mediático en la zona- duró poco más de dos horas en las que se tomaron los datos biométricos y se recogieron muestras de su estómago, vísceras y tejido muscular con el objetivo de conocer resultados genéticos, metales pesados y otros de interés. El trabajo más largo es el posterior, la recomposición anatómica para su conservación y posterior exposición al público, que les llevó más de seis horas.

"Es una pena que no tuviera nada en el estómago porque el análisis nos aporta muchos datos sobre su forma de vida, pero lo bueno es que estaba muy bien conservado", indica el experto. En cuanto a sus características, mantienen que es "exactamente igual que los encontrados en Asturias, lo que corrobora que existe una única especie en todo el mundo".

Madrid acogerá a finales de febrero la presentación del documental en el que la televisión Nacional Nipona y Discovery Channel consiguieron grabar al primer calamar gigante vivo. La cadena ha contactado con los expertos Ángel Guerra, del CSIC de Vigo, y con Luis Laria, de Cepesma, para que aporten algunas de sus imágenes, captadas a lo largo de su larga experiencia trabajando con esta especie, para la postproducción del documental. "También nos han pedido que llevemos uno de los calamares gigantes", indica Guerra.