La orden de alejamiento no evitó el crimen. María de Fátima Machado Santos fue la primera mujer de etnia gitana que denunció a su marido por malos tratos en Ourense. El pastor evangelista lo decía alto y claro en el funeral celebrado ayer por la tarde: "Hace un mes intentó asfixiarla con una almohada, lo denunciamos y solo pasó un anoche en el calabozo". Poco después la juez de guardia de Verín enviaba a prisión provisional al brasileño Felisberto dos Santos por los delitos de homicidio y quebrantamiento de medidas cautelares con respecto a su esposa. Recuperado de la ingesta de sulfato tras el crimen, manifestó durante el interrogatorio que "mi intención no era asesinar a mi mujer".

El crimen se descubrió cuando el imputado se presentó en el cuartel de la Guardia Civil y confesó que quería a su mujer aunque la había matado estrangulándola. No era la primera vez que lo intentaba. El pasado 21 de agosto le propinó una paliza e intentó asfixiarla con una almohada, pero ella le mordió y logró huir. Por eso, acompañada por una ONG de Verín le denunció y le impusieron la orden de alejamiento que no cumplió.

Cuando el jueves Felisindo se presentó en el cuartel autocinculpándose del crimen, las fuerzas de seguridad mostraron mucha cautela debido a que se habían realizado dos autopsias y en ninguna de ellas se apreciaron signos de violencia ni interna ni externa, por lo que parecía que era una muerte natural. Los forenses, inicialmente tampoco encontraron síntomas de asfixia. Sin embargo, expertos advierten de que hay ciertos mecanismos que "permiten enmascarar una muerte de este tipo". Eso es lo que lleva a pensar a fuentes de la investigación y del entorno de la víctima que Felisberto dos Santos pudo actuar con premeditación.

Para esclarecer el caso, serán determinantes los resultados de las pruebas que se remitieron a Madrid, demandadas por el forense, y comprobar si hay restos del tejido de la almohada sobre el rostro de la víctima. Más de 300 personas procedentes de Verín, Chaves, Vigo, A Coruña y Barcelona -donde residen los cuatro hijos de la víctima- acompañaron el coche fúnebre hasta el cementerio de Santa Mariña.

El pastor, Sergio Kaeist calificó de "indignante" que no se tomaran medidas suficientes para proteger su vida. Sostiene que el hombre "se envalentonó" y que en la madrugada del pasado jueves "pudo vengarse", según su criterio, "como había ideado con toda premeditación".

Anunció que la primera semana de octubre en Verín convocarán una manifestación en Verín. "Vamos a pedir justicia, para que este hombre no salga de rositas, después de lo que ha hecho". Califica el suceso como "una gran tragedia".