La asociación SOS Bebés Robados Galicia, creada en abril del pasado año, cuenta ya con 200 casos registrados de gallegos que buscan a sus hijos al sospechar que pudieron ser robados nada más nacer o ciudadanos que creen que su adopción fue irregular y desean conocer a su familia biológica. Pese a estas cifras, la asociación cree que puede haber muchos más afectados. "Hay que animar a la gente a denunciar estos casos, pero todavía hay cierto miedo", indica la presidenta de SOS Bebés Robados Galicia, Estrella Vázquez, quien recuerda que la entidad asesora e informa a los afectados y ofrece además un servicio de registro que permite "contrastar fechas con otros casos". Además, los interesados pueden colgar fotografías en la página con el objetivo de facilitar la búsqueda de sus familiares.

Desde la entidad gallega también buscan laboratorios de la comunidad que quieran colaborar con ellos. No se trata de ofrecer sus servicios gratuitos -las supuestas víctimas de la trama de bebés robados pagan por el trabajo que supone la extracción de ADN y la comparación con el de los padres- sino simplemente estar dispuestos a hacerse cargo de este tipo de casos. "Es difícil encontrar un laboratorio que esté dispuesto", indica Estrella Vázquez. SOS Bebés Robados Galicia trabaja en la actualidad con el laboratorio Neodiagnóstica de Barcelona, pero les gustaría contar con el apoyo de al menos otro laboratorio, para los afectados que precisan una segunda opinión.

Es el caso de María Jesús Loureda y Francisco Bernedo, dos coruñeses que denunciaron un caso de bebé robado y que tras haber pasado por todas fases del proceso -recogida de documentación, exhumación del nicho y análisis de los restos hallados- se encuentran igual que al principio: no saben si el cuerpo que hay enterrado en el cementerio es su hija o no. "En el laboratorio nos dijeron que los restos estaban en tan mal estado que era imposible sacar ADN aunque sí demostraron que ciertos picos no coincidían con los padres", indica Estrella Vázquez. "El informe que nos dieron señala que el resultado no es definitivo", indica María Jesús. "Solo queremos saber si es o no nuestra hija y zanjar el tema", añade su marido Francisco.

La historia de esta pareja coruñesa se remonta al 5 de septiembre de 1977. Ese día, María Jesús da a luz una niña de seis kilos en la Maternidad Belén, que fallece al poco de nacer. "A mí me durmieron y aunque mi padre pidió ver a la pequeña no se la enseñaron. Cuando llegó mi marido, porque estaba trabajando, le acercaron una niña muerta y hasta a él le extrañó lo fría que estaba", indica María Jesús, quien cree que en realidad esa no era su hija. "Nos dijeron que no la registrásemos y tampoco nos dieron un acta de defunción", añade.

Pese a que siempre tuvieron la sospecha de que algo raro había ocurrido en ese parto, no fue hasta que se destaparon otros casos de bebés robados cuando se pusieron a investigar. Es ahí cuando descubrieron que el historial clínico de María Jesús había desaparecido del hospital coruñés. "No tenían nada respecto a este parto, pero tampoco de una operación posterior a la que me sometí allí o del parto de mi siguiente hija, hace ahora 24 años", denuncia esta coruñesa.

La pareja realizó la exhumación del nicho el pasado mes de abril, en el cementerio de San Amaro, y descubrió indicios "que apuntan a que hay algo raro", señala Estrella Vázquez. "Los restos no estaban en una caja blanca como la que había llevado la funeraria en su día sino en una más pequeña de lo habitual y recubierta de plástico por dentro y por fuera", indica Vázquez, quien señala que hasta había la pinza del cordón umbilical. El laboratorio les indicó que debido a las condiciones de los restos era imposible obtener ADN, pero esta familia espera contar con una segunda opinión para dar por terminado el tema.

Esta pareja coruñesa además ha denunciado ante la policía al menos tres amenazas de muerte -que les llegaron en forma de anónimos al buzón- tras realizar la exhumación el pasado mes de abril.

Con solo 17 años y su marido en la mili, Rosa Garzón dio a luz a una niña el 13 de junio de 1957 en el hospital Labaca de A Coruña. Recién llegada de Granada, apenas entendía lo que le decían los médicos en gallego aunque sí comprendió que la pequeña había muerto al poco de nacer. "Solo les entendía morto, morto, me eché a llorar y nadie me la enseñó", relata esta mujer. "No nos dieron su cuerpo. Mi suegro me explicó que de enterrarla se encargaba el hospital", lamenta ahora Rosa, quien cree que su hija fue un caso de bebé robado.

Desde que ella y su hijo Ricardo se pusieron a investigar hace un par de años, recopilaron documentación suficiente como para presentar una denuncia por un supuesto caso de bebé robado. "En el hospital nos dieron unos documentos que acreditan que alguien pagó los costes de mi madre en el hospital y que una señora de nombre América, a la que nadie de mi familia conoce, solicitó llevarse el bebé muerto para enterrarlo en su nicho y se lo dieron", indica Ricardo Agra, el hijo de Rosa. Pese a entregar esta documentación, el juez que llevó el caso archivó la denuncia presentada el pasado año.

Pero Rosa Garzón no se da por vencida. Ahora acaba de presentar una nueva denuncia ante la Policía Nacional para que se reabra la investigación de su caso. Además, están pendientes de que el Ayuntamiento de A Coruña responda a su solicitud para realizar la exhumación del nicho en el que supuestamente esa desconocida enterró a su hija muerta. "Falta un mes para que finalice el plazo de respuesta y sino tendremos que intentarlo por vía judicial", indica Ricardo. El objetivo de esta familia es ver si realmente ese nicho alberga restos de algún bebé y realizar las pruebas para ver si se trata de su hija y hermana. "Esta mujer, América, habría tenido más hijos. El último supuestamente con 59 años", indica Ricardo, quien ve razones para sospechar de ella.