Con un poco de suerte es muy posible encontrarse por las calles de A Coruña con un Lamborghini Aventador. Su marcada silueta y su particulr sonido, con 700 CV, son inconfundibles. No hay muchos ni por la ciudad, ni por Galicia. En España solo circulan dos. Uno es del jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo y el otro de un empresario oriundo de Avión (Ourense) que pasa largas temporadas en A Coruña.

El aspecto del vehículo es imponente, como si sus líneas estuviesen trazadas con escuadra y cartabón. Con 4,78 metros de longitud y 2,26 de anchura su silueta no deja indiferente a nadie. Si a esto se le une una altura de 114 centímetros, más o menos lo que suele medir un niño de cuatro años, el resultado es uno de esos coches que hacen girar la cabeza cuando pasa por una calle.

"En la actualidad es el deportivo líder", recuerda el empresario, que prefiere mantenerse en el anonimato. El biplaza fue presentado en febrero de 2011 y él lo tiene desde julio de 2012. "El tiempo de espera para tenerlo es de 18 meses", reconoce. El precio, sobre los 350.000 euros.

Este superdeportivo de dos puertas, con apertura de tijera, y dos plazas, es el Lamborghini más potente jamás fabricado. Acelera de 0 a 100 en solo 2,9 segundos. Cada caballo de potencia solo tiene que mover 2,5 kilos de coche. Tiene tracción a las cuatro ruedas. Viene a sustituir al Murciélago, que con una década de vida ya había tenido un largo recorrido.

Solo 4.000 afortunados podrán conducir un Lamborghini Aventador. De su antecesor, solo se fabricaron 4.099. Los moldes de vaciado que se utilizan para producir los monocascos de fibra de carbono tienen una vida útil de 500 unidades cada uno y solo hay ocho de esos moldes.

¿Y por qué se decidió por el Aventador? "Por tener algo diferente. Porque es es el vehículo deportivo tope de gama", contesta. No es el único Lamborghini que tiene este empresario. Posee otro más. En A Coruña cuenta con media docena de vehículos.

Sabe que cada vez que conduce el nuevo modelo tope de la gama de Lamborghini todos los ojos le siguen, pero no le importa que la gente se acerque a ver el coche. "Cuando viene algún padre con el niño se lo enseño con mucho gusto. No tengo problema. Lo que no me parece tan bien es que si lo dejo fuera de casa [vive en una urbanización privada a las fueras de A Coruña], haya gente alrededor del coche porque eso molesta a los vecinos. A mí no me molesta", afirma este empresario mexicano de abuelos inmigrantes. "Soy un amante de la velocidad, de los coches deportivos, porque te dan prestaciones y adrenalina", explica. Ha sido corredor de motos de Superbike y también ha corrido en los circuitos de Cheste, Jarama o Braga en eventos que organizan diferentes marcas.

Aunque vive en México pasa largas temporadas en A Coruña. "Cuando conocí la ciudad me enamoré de ella. Te ofrece todos los servicios, es tranquila. Imagínate Distrito Federal (México) con 20 millones de personas", explica este joven empresario que tiene que ir con coches blindados y escoltas cuando vuelve a su país. "A Coruña me ofrece seguridad. Aquí puedes disfrutar de todo, de los coches, andar tranquilo por la calle, tomarte un buen café en La Parroquia... Allí es imposible", se lamenta. "Pero no hay problema: todos mis amigos que he llevado desde España han vuelto vivos", bromea.

Asegura que, al contrario de otros amigos que tienen coches similares en otras ciudades, en A Coruña "ni lo escupen ni lo rayan". "Nunca he tenido problemas. A Coruña es una ciudad muy amigable y respetuosa. Como mucho te quitan los tapones de las ruedas y luego van diciendo que son tapones de un Lamborghini Aventador, pero ahora ya se los he puesto de plástico", apunta con una sonrisa.

"Nadie me ha regalado nada. Sé lo que es ganar euro a euro. Mi vida sirve como ejemplo de que cuando quieres conseguir un sueño y te sacrificas en tu trabajo, lo consigues", sentencia.