La ley gallega de prevención del consumo de bebidas alcohólicas por parte de menores, que entró en vigor a principios de 2011, ha supuesto un cambio de tendencia en dos de los principales indicadores que miden el impacto del alcohol. Las intoxicaciones etílicas graves en menores atendidas por los servicios de urgencias han caído un 33% desde que comenzó a aplicarse la ley, al pasar de 547 a 363, y las infracciones denunciadas se incrementaron en un 134%. De las 326 detectadas en 2011 se ha cerrado el año 2013 con 754 cometidas en 95 ayuntamientos. Así figura al menos en la memoria de la Dirección Xeral de Innovación e Xestión da Saúde Pública.

La norma supuso en su momento un cambio legal sustancial. Hasta entonces, los mayores de 16 años podían consumir bebidas de baja graduación como vino, cerveza o algunos licores, pero a partir de 2011 quedó totalmente prohibido para los menores de edad. Esta restricción se ha extendido a todas las comunidades, salvo en el caso de Asturias, si bien el Gobierno del Principado ya está tramitando la ley que también fija en 18 años la edad mínima para consumir alcohol.

El caso es que desde la entrada en vigor de la ley gallega, los agentes llevan a cabo durante los fines de semana una serie de dispositivos por toda la comunidad, con el objetivo de velar por el cumplimiento de la norma y detectar la venta, consumo y suministro de alcohol a menores. Y esto ha permitido que el año 2013 se cerrase con 754 infracciones tramitadas, cien más que en 2012 y más del doble con respecto a 2011. La mayoría fueron denunciadas por la Policía Autonómica, que tiene competencias sobre menores, pero en los dispositivos de control también participó la Guardia Civil, con 70 denuncias presentadas. La Policía Local apenas interviene. Solo cinco expedientes le corresponden en 2013. Hasta hubo muchas más correspondientes a ciudadanos, que motivaron 24 denuncias.

La principal causa de sanción, según la memoria de la Consellería de Sanidade, es la falta de señalización de la prohibición de venta de bebidas alcohólicas a menores (407), seguida del consumo por parte de menores (184). Pero también las hay por suministrar alcohol a menores de edad (29), vender fuera de horario, permitir la entrada de menores en discotecas y pubs y promover el consumo abusivo mediante una rebaja sustancial de los precios. Por esta última razón se tramitaron 69 infracciones en 2013, por las 37 del año anterior. Una de cada seis infracciones tuvieron la consideración de grave, mientras que todas las demás no pasaron de irregularidades leves.

El mayor control ejercido desde la entrada en vigor de la ley, junto con las campañas de sensibilización, también supuso una reducción considerable del número de intoxicaciones etílicas agudas que requirieron la asistencia de los servicios de urgencias. En 2013 fueron 363 los casos registrados en menores de edad, de los que 37 tenían 14 años o menos. Hasta hubo uno de 12 años que tuvo que recibir atención médica.

Un año antes, las ingestas desmedidas de alcohol que motivaron la presencia del 061 fueron 445, de los que 47 tenían catorce años o menos. Y en 2011, el primer año de aplicación de la norma, se registraron 547 casos de intoxicación etílica, de los que 40 no llegaban a los quince años. En 2010 y en pleno boom del botellón, según la propia Xunta, eran casi 200 los adolescentes de catorce años que acaban en los servicios de urgencia de algún hospital por intoxicaciones etílicas graves.