Cruz Roja vuelve a lanzar un SOS en A Coruña para encontrar familias de acogida permanente para menores en situación de desamparo, en concreto para cinco pequeños y cuatro grupos de hermanos a los que les está resultando especialmente difícil encontrar un hogar, mientras no pueden ser atendidos adecuadamente por sus padres. "El caso de grupos de hermanos complica aún más la tarea, ya que el objetivo prioritario es no tener que separarlos", apunta la trabajadora social del programa de Acollemento Familiar de Cruz Roja en A Coruña Carmen Rey.

En total, son 14 los niños que se encuentran a la espera de un hogar mientras se resuelven sus dificultades familiares. Todos tienen menos de 13 años. "El acogimiento familiar no es, en ningún caso, una adopción. El objetivo de la adopción es proporcionar unos padres a aquellos niños lo necesiten. Estos pequeños solo precisan un entorno estable que apoye a su familia biológica mientras atraviesa una situación problemática transitoria", insiste la trabajadora social de Acollemento Familiar de Cruz Roja en A Coruña, y añade: "Es muy importante que las familias que entren en el programa tengan muy claro este aspecto, para evitar posibles conflictos cuando los niños vuelvan con sus padres", subraya.

En la actualidad, 118 familias coruñesas están inscritas en el programa de Acollemento Familiar de Cruz Roja. Ocho se incorporaron en el último año. Con ellas conviven 80 niños y adolescentes en régimen de protección jurídica o administrativa por algún problema en sus hogares de origen. "La mayoría de las familias que participan en el programa coinciden en que es una experiencia muy gratificante", indica Carmen Rey, quien insiste en que el objetivo de esta iniciativa, puesta en marcha en 1995, es que los menores vivan temporalmente en un entorno que les ofrezca cuidados, afecto y apoyo mientras se solucionan los problemas de sus padres.

La principal diferencia con la adopción es que aunque la acogida sea permanente -y se pueda prolongar, por tanto, hasta que los menores alcancen la mayoría de edad-, los niños nunca perderán el contacto con sus padres biológicos. "Algunas familias biológicas son algo reacias al principio porque desconocen el programa", señala Carmen Rey. "Después no suele haber problema. Les organizamos un encuentro con los acogedores, y ahí es cuando desaparecen los temores. Lo normal es que ambas partes colaboren y se lleven bien. Es lo mejor para los pequeños", destaca.

Cualquier persona mayor de edad puede solicitar la acogida de un menor. "Tenemos familias con hijos, monoparentales, parejas de hecho, homosexuales... No hay un único perfil", reconoce la trabajadora social de Cruz Roja. Los futuros acogedores tendrán que pasar varias entrevistas y obtener la idoneidad del Equipo de Menores de la Xunta. Durante la selección, se analizan sus motivaciones, su disposición a ayudar y el hecho de que conformen un hogar con una vida familiar equilibrada. A continuación, el equipo de psicólogos y trabajadores sociales busca el menor que mejor se adapta a las características de esta familia e inicia la formación de los acogedores. "Deben asistir a un curso para saber en qué consiste la acogida o cómo tiene que ser la relación entre ellos y los padres biológicos", resalta Carmen Rey.