Considerada como la primera performer española, Esther Ferrer es una artista comprometida "con el devenir creativo y social contemporáneo" y ha sido siempre "una defensora del arte como único espacio de libertad". Así lo ha considerado el jurado que ha concedido el Premio Velázquez de las Artes Plásticas 2014 a la artista donostiarra, afincada desde los años setenta en París. El galardón, dotado con 100.000 euros, lo concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte desde 2002 y premia la obra de un creador en cualquiera de sus manifestaciones.

Nacida en San Sebastián en 1937, desde la capital francesa Esther Ferrer reconocía que ha recibido con "angustia" la noticia, ya que su pretensión "es pasar lo más desapercibida posible". Junto con la colombiana Doris Salcedo, es la segunda mujer reconocida con este galardón, creado con la pretensión de convertirse en el Cervantes de las artes. "Al principio siempre lo paso mal (recibir un galardón), aunque luego lo digiero y lo relativizo. Siempre he aspirado a pasar lo más desapercibida posible, que ni me miren ni me vean. Nunca he hecho nada por reconocimiento o por hacer algo, ni he pedido una ayuda. Quiero estar lo más lejos posible de todo lo oficial", señaló la artista, Premio Nacional de Artes Plásticas 2008.

A pesar de ello, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, encargado de hacer público el fallo del premio ante los compromisos del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, afirmó que había hablado con ella. "Me manifestó su contento y su agrado por haber recibido el Premio Velázquez", señaló.