Los enfermos terminales deberán recibir "un trato digno" y, por ello, la nueva ley regula precisamente los derechos que los asisten. En primer lugar, estos pacientes podrán ser atendidos en el lugar que ellos prefieran, según sus circunstancias personales familiares o sociales, y esto implica que el Sergas deberá garantizarles bien atención domiciliaria o en el hospital. "Tendrán derecho al alivio de su sufrimiento mediante cuidados paliativos integrales en su centro sanitario o, si la situación lo permite, en su domicilio", recoge la norma.

Si optan por la hospitalización, el Servicio Ga-lego de Saúde (Sergas) deberá asegurar "las mejores condiciones del paciente relativas al confort, pudor e intimidad" y esto incluirá su derecho a un cuarto individual. En todo caso, el PP introdujo una enmienda durante el trámite de debate en comisión parlamentaria para aclarar que disfrutarán de su propia habitación "salvo que circunstancias excepcionales lo justifiquen".

Los pacientes con una dolencia irreversible podrán estar acompañados en todo momento por un familiar o allegado que, además podrá quedarse a dormir. Y para hacer más cómoda su estancia en el hospital, podrán usar su propia ropa si así lo desean y los familiares podrán traer a la habitación comida.