Cada vez que una persona enciende un cigarrillo y le da una calada otra fallece, en cualquier lugar del mundo, a causa de alguna enfermedad estrechamente vinculada con el tabaquismo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alerta de que cada seis segundos se produce un deceso de ese tipo, lo que equivale a casi seis millones de muertes cada año, aunque se calcula que esta cifra se disparará hasta los ocho millones en 2030.

Un pequeño cilindro con tabaco contiene ingredientes que originan hasta 4.000 productos diferentes, de los cuales al menos 69 son probadamente carcinógenos, es decir, provocan cáncer. De hecho, "aproximadamente el 80% de los tumores de pulmón están estrechamente vinculados a hábito de fumar", señala la doctora Julia Tábara, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), quien advierte de que los efectos nocivos de los cigarrillos van, sin embargo, más allá. "Su consumo aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de boca, laringe y esófago, e incluso de otros órganos aparentemente alejados de los malos humos, como estómago, hígado, vejiga, mama o colon", recalca esta experta.

"El tabaco provoca, además, patologías cardiovasculares como anginas de pecho, infartos de miocardio y cerebrales, al promover la aterosclerosis (depósito de sustancias lipídicas en las arterias), la diabetes y subir la tensión arterial", apunta la doctora Tábara. Y eso es sólo el principio. La OMS alerta de que los cigarrillos "aumentan también las alteraciones pulmonares, al facilitar las infecciones, empeorar el asma e irritar y destruir los alveolos, las finas paredes donde se capta el oxígeno, lo que acaba dando lugar a una insuficiencia respiratoria que se conoce como efisema".

"Fumar es la principal causa de muerte evitable en el planeta", sostiene la responsable de la Unidad de Tabaquismo del Chuac, quien se congratula de que en los últimos años, gracias a la ley antitabaco, se haya constatado un incremento de la demanda de personas interesadas en desengancharse de los cigarrillos, hasta el punto de que, en la actualidad, en el servicio hospitalario que dirige haya, incluso, "lista de espera". "Cada mes atendemos unos 25 nuevos casos, y en los seis años que la Unidad lleva en funcionamiento, han pasado por aquí cerca de 450 personas", explica la doctora Tábara, y especifica: "Los pacientes que nos llegan vienen derivados de Atención Primaria -que es el primer nivel asistencial de atención a los fumadores que quieren dejar el tabaco- porque, por ejemplo, ha habido un fracaso terapéutico, o de otros especialistas del hospital; de hecho, el perfil de las personas que atendemos varía bastante en función de la patología que sufren y que requiere dejar el tabaquismo. Por ejemplo, los pacientes con dolencias digestivas suelen ser bastante jóvenes, mientras que los que nos llegan del servicio de Cirugía Vascular tienen, por lo general, cierta edad; procedentes de Oncología hay de todas las edades, y también vemos bastantes casos de embarazadas", indica la experta, especialmente preocupada por el hecho de que "cada vez se empieza a fumar antes", en torno a los 13 años. "Con toda la información que hay hoy en día, esto es muy preocupante. La mayoría de los chavales que ya lo han probado no saben que el tabaco es la droga con mayor poder adictogénico que existe", advierte.