Retienen los contenidos mucho más rápido que sus compañeros de clase, cuentan con un vocabulario y unos intereses impropios de su edad y plantean preguntas o dudas poco habituales para los años que tienen. Estas son algunas de las características de los niños con altas capacidades que solo en Galicia suman ya 1.227, lo que sitúa a la comunidad como la quinta con mayor número de alumnos superdotados, solo por debajo de Andalucía (5.860), Murcia (2.571), Madrid (1.554) y Canarias (1.480), según los datos del Ministerio de Educación correspondientes al curso 2013/2014 que facilita la Plataforma de Apoyo a las Altas Capacidades, que acaba de lanzar una campaña informativa online a los centros de enseñanza de todo el país con el objetivo de mejorar la detección de este tipo de alumnos. "Se calcula que un 10% de la población tiene altas capacidades así que hay todavía mucha gente sin detectar", señala la delegada de esta entidad en Galicia, Marisa Dequidt.

Pese a que a nivel estatal aún quedan muchos deberes por hacer -de los más de ocho millones de alumnos que estudian en España, sólo 15.876 están diagnosticados como superdotados (el 0,19%)-, desde la Plataforma aseguran que no todas las comunidades van al mismo ritmo. "En Galicia podemos decir que estamos a la vanguardia en la detección y el abordaje de niños con altas capacidades porque la Universidade de Santiago cuenta con una unidad especializada desde hace años y la Xunta cuenta con programas de formación a los profesores para detectar estos casos en el aula", explica Dequidt. Algo que explica que en solo un curso el número de niños con altas capacidades fichados por la comunidad gallega aumentase en 170.

En el caso de Galicia hay un protocolo claro a seguir. Cuando los padres o un profesor creen que se encuentra ante un niño de altas capacidades, el caso se deriva al servicio de orientación del centro, donde se le realizará una evaluación psicopedagógica. Para estas pruebas, se puede contar también con la ayuda del servicio de Sobredotación Intelectual del equipo de orientación de la provincia en la que estudia el menor, según explican desde la Asociación de Altas Capacidades de Galicia. Si efectivamente el menor es superdotado, es decir, su coeficiente es superior a la media (existe debate sobre la cifra a partir de la que se habla de superdotación aunque en la mayoría de los casos es 130), hay varias fórmulas de actuación: el profesor del menor puede adaptar su currículo para que amplíe contenidos, cambiar la metodología de la clase y apostar por actividades que beneficien al 100% del alumnado o bien se puede optar por adelantar de curso al niño superdotado.

Pero el modelo gallego no se sigue en todas las comunidades, donde no existe ni un criterio único a la hora de definir quienes son alumnos superdotados, según denuncian en la Plataforma de Apoyo a las Altas Capacidades. "Hay comunidades que los consideran a partir de 120 o 140 de coeficiente intelectual, otras a partir de 130", señala Marisa Dequidt, quien lamenta que en muchas ocasiones no se detecta a estos niños con una inteligencia superior a la media y en otros, "pese a ser detectados no se les aplica ninguna medida para mejorar su atención".

Uno de los problemas, según esta asociación, a la hora de detectar a estos menores está en los falsos estereotipos que rodean al superdotado. "Es un mito que sean alumnos con un elevado rendimiento, con buenas notas; son niños con un elevado potencial; no aprenden por conocimiento infuso, necesitan que les enseñen aunque aprenden con mayor rapidez que otros niños; no siempre sacan buenas notas, de hecho hay quienes repiten...", explica Dequidt, quien añade: "Lo que caracteriza a estos niños es que tienen un gran potencial que se traduce en intereses que descolocan para la edad que tienen, que siempre se están haciendo preguntas, que te salen por la tangente".

El no verse comprendidos lleva, según esta plataforma, a que mucho niños superdotados tengan problemas para hacer amigos - "ya que no comparten sus intereses"-, de adaptación o de comportamiento. "Muchas veces se creen que son niños con déficit de atención y al hacer las pruebas se descubre que es lo contrario", indica.

Esta asociación busca "normalizar" a este colectivo y sensibilizar a la comunidad educativa para que aborden los casos que detecten de la mejor manera posible. "Queremos una educación inclusiva para todos", reclama Dequidt, quien lamenta que, a veces, la atención que reciben estos menores dependa del colegio en el que estudien.