La Comisión de Sanidad del Parlamento británico ha elaborado un informe en el que recomienda instaurar un impuesto para los productos con un alto nivel de azúcar, tales como los refrescos, para intentar así combatir la obesidad infantil.

La tasa se impondría sobre "alimentos y bebidas poco saludables", que además no podrían lanzar determinadas promociones. El informe de la Comisión defiende que se actúe para "mejorar el entorno alimentario" de los menores y reducir así la obesidad, un mal que provoca al sistema sanitario público británico unos gastos anuales de 5.100 millones de libras (unos 7.240 millones de euros).

También propone medidas de control sobre las estrategias de marketing y publicidad de este tipo de alimentos y bebidas o que las etiquetas muestren claramente la cantidad de azúcar en un símbolo normalizado de una cucharilla.