Un pequeño cilindro con tabaco contiene ingredientes que originan hasta 4.000 productos diferentes, de los cuales al menos 69 son probadamente carcinógenos, es decir, provocan cáncer. De hecho, "aproximadamente el 80% de los tumores de pulmón están estrechamente vinculados a hábito de fumar", señala la doctora Julia Tábara, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), quien advierte de que los efectos nocivos de los cigarrillos van, sin embargo, más allá. "Su consumo aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de boca, laringe y esófago, e incluso de otros órganos aparentemente alejados de los malos humos, como estómago, hígado, vejiga, mama o colon", recalca esta experta. "El tabaco provoca, además, patologías cardiovasculares como anginas de pecho, infartos de miocardio y cerebrales, al promover la aterosclerosis (depósito de sustancias lipídicas en las arterias), la diabetes y subir la tensión arterial", apunta la doctora Tábara. Y eso es sólo el principio. La OMS alerta de que los cigarrillos "aumentan también las alteraciones pulmonares, al facilitar las infecciones, empeorar el asma e irritar y destruir los alveolos, las finas paredes donde se capta el oxígeno, lo que acaba dando lugar a una insuficiencia respiratoria que se conoce como enfisema".

"Fumar es la principal causa de muerte evitable en el planeta", sostiene la responsable de la Unidad de Tabaquismo del Chuac, quien se congratula de que en los últimos años, gracias a la ley antitabaco, se haya constatado un incremento de la demanda de personas interesadas en desengancharse de los cigarrillos, hasta el punto de que, en la actualidad, en el servicio hospitalario que dirige haya, incluso, "lista de espera". "Cada mes atendemos unos 25 nuevos casos, y en los seis años que la Unidad lleva en funcionamiento, han pasado por aquí cerca de 450 personas", subraya.