Era la segunda vez que participaba en el festival de Cannes y de nuevo regresa a casa con un premio entre las manos. Si en 2010 se llevó el galardón de la prensa cinematográfica por su ópera prima Todos vós sodes capitáns, el director coruñés Oliver Laxe acaba de alzarse esta semana con el premio de la Crítica por su obra Mimosas. Asegura que este segundo galardón es "mucho más importante" y tiene claro que servirá para "dar visibilidad a la película", pero sobre todo para afianzarlo como cineasta. "Me permitirá tener más libertad a la hora de crear", sostiene este joven que pese a no vivir ya en A Coruña se siente muy vinculado a la ciudad. "Aquí viven mis padres y mi hermano, y soy del Dépor", señala Laxe.

-¿Qué se siente al repetir éxito en un festival de la talla de Cannes?

-Es una alegría tremenda porque se trata de un superpremio que es más importante que el de 2010 porque se da en una sección muy competitiva, por donde pasaron muchísimos grandes del sector. Además, siento una gran alegría por el tipo de proyecto porque era una película muy arriesgada.

-¿Dónde radica el riesgo de un filme como Mimosas?

-Era arriesgada desde tres puntos de vista. Por una parte estaba la producción, el rodaje fue en las montañas y con actores no profesionales; por la temática ya que aborda un tema como el islam en una época de cierta crispación con temas religiosos y por último supone un riesgo desde el punto de vista formal porque hago una clara apuesta por las imágenes para generar sensaciones.

-¿Qué espera que suponga este premio en Cannes para el futuro de su carrera?

-Muchas cosas. Servirá para dar visibilidad a la película, a las productoras y a una forma concreta de hacer cine. Además, como director, este premio me pone en muy buena posición. Ya soy un cineasta de Cannes y esto me dará cierta libertad como autor, podré ser más libre a la hora de crear.

-¿La película llegará a las salas de cine españolas?

-Espero que sí, pero de momento no hay ninguna fecha prevista y en España nunca se sabe porque no deja de ser una película arriesgada que no es para grandes públicos. En Francia, sin embargo, ha tenido muy buena acogida y se prevé que la estrenen en otoño.

-¿Se siente más valorado fuera que en su propio país?

-No, no voy a lamentarme porque me siento valorado en España, pero Francia es la meca del cine, un país con años de tradicción en el sector.

-¿Cómo definiría su cine?

-Soy un director que quiere ser claro, con muchas cosas que comunicar y que quiero hablar con claridad a través de mis películas. Pero además quiero que el espectador no sólo entienda el mensaje sino que sienta cosas y para ello confío en las imágenes, en su capacidad para penetrar en el espectador, en crear estupefacción. Considero que ver una película tiene que ser una experiencia hipnótica y espiritual para el espectador y mi papel es respetar a quien la ve.

-Hoy en día, ¿no siempre se respeta al espectador en el cine?

-No, hay varias formas de hacer cine. Hoy en día hay un cine más desalmado que hace política de tierra quemada, que maleduca al público, que no lo respeta, que lo considera un tonto, que cree que lo único que quieren son patadas.

-¿Pero es el público el que demanda este cine o se ven porque no hay otras alternativas?

-Es un poco la pescadilla que se muerde la cola, pero está claro que hay otras alternativas. En Galicia hay mucha gente haciendo otro cine, cine en la comunidad y que habla de la comunidad. Cuando he viajado por el extranjero he visto muchos públicos y veo que la gente tiene sed, falta de este cine. En mi caso, seguiré nadando a contracorriente porque aunque no se le pueda hacer frente a ese cine, sí pondremos nuestro grano de arena.

-¿Rodará en Galicia?

-Ahora tendré que acompañar a la película en su promoción, pero tengo muchas ganas de trabajar, de ponerme a grabar y ya tengo dos proyectos. Uno de ellos me llevará a rodar en Galicia el próximo año.

-¿Sigue vinculado a la ciudad de A Coruña?

-Sí, viví durante 15 años en ella y allí residen mis padres y mi hermano. Además, soy del Dépor.