Entre ir a un ropero parroquial a pedir un abrigo o un jersey y entrar en una tienda a comprarlos, aún cuando en la caja se abone un vale en vez de dinero, hay una gran diferencia. El resultado es el mismo, echar una mano a familias con necesidades, pero la manera en que estas afrontan el duro proceso de pedir ayuda es menos traumático. Cáritas, que cuenta con locales por toda Galicia donde se recoge ropa de segunda mano, decidió hace unos meses dar un paso más y poner en marcha una empresa, Arroupa, que combina esa labor que ya realizaba la entidad, con la inserción laboral de personas en exclusión social y la sostenibilidad medioambiental a través del reciclaje.

Desde principios de 2016, Arroupa cuenta con una nave industrial en el Polígono del Tambre, en Santiago, y ahora inaugura una tienda en A Coruña, la primera de este tipo en Galicia, a la que se unirán, después del verano, otras dos en Santiago y Pontevedra, dependientes, todas ellas, de la diócesis compostelana. En el establecimiento coruñés, situado en el número 1 de la calle Fernando Macías y abierto al público en general, se pueden encontrar prendas de segunda mano a precios asequibles, que oscilan entre los 0,50 y los 9,99 euros, e incluso excedentes de fabricación de firmas del textil, además de complementos y zapatos. Las personas con dificultades podrán, además, adquirir productos en este establecimiento a través de vales proporcionados por Cáritas.

"Habrá dos tipos de clientes: uno que pagará con euros o con tarjeta de crédito y otro, el que acudía a los roperos de Cáritas, que lo hará con vales facilitados por la entidad y que podrá canjear por las prendas que haya escogido, como si estuviera en una tienda normal", explicó el director diocesano Anuncio Mouriño, presente en la inauguración de la tienda coruñesa, y puntualizó: "No se va a notar la diferencia porque se trata de dignificar la entrega social y, además, crearemos empleo para sacar a la gente de la exclusión".

Los ingresos que se consigan con las ventas servirán para pagar los salarios de los trabajadores del establecimiento, así como el alquiler y los gastos, y también para autofinanciar la empresa Arroupa, pues la intención es que no suponga un gasto extra para la organización benéfica.

El director diocesano explicó que Arroupa se divide en varias fases, empezando por la recogida de ropa en los lugares habituales, pero también en los contenedores de color rojo y con el nombre del proyecto de que ya se han instalado en distintas localidades de Galicia (62 en la diócesis compostelana). Además de continuar con la labor de distribución de prendas en los roperos como hasta ahora, los excedentes se envían a la nave industrial del Polígono del Tambre, donde se clasifican entre los productos que se pueden poner a la venta, y la ropa que puede destinarse a otros usos o a la reconversión textil.