El papa Benedicto XVI reconoció ayer en una entrevista al diario La Repubblica que renunció al pontificado en febrero de 2013 porque tenía la convicción de que no podría viajar a Brasil para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en julio de ese año. "Tenía dos convicciones bien precisas: después de la experiencia del viaje a México y Cuba, ya no me sentía con la capacidad de hacer un viaje tan fatigoso", reveló.

"Además, con la estructura que San Juan Pablo II dio a estas jornadas, la presencia física de un Papa era indispensable. No se podía pensar en una conexión televisiva o en otras formas respaldadas por la tecnología", agregó el papa emérito.