La gran popularidad del reguetón entre los jóvenes ha puesto en el punto de mira las letras de sus canciones y el machismo que algunas transmiten, pero esta tendencia no es exclusiva de este género. Más allá de Despacito o del polémico Maluma, el pop y el rock -con ejemplos en míticos temas de Loquillo o de La Unión- tampoco se libran del sexismo.

Ni si quiera las mujeres cantantes están exentas de caer en este machismo musical imperante: polémica fue Hey Mama, del DJ David Guetta y que canta la trinitense Nicki Minaj, cuya letra en castellano dice: "Sí, yo hago la comida; sí, yo limpio" o "Sí, tú eres el jefe y sí, y yo lo respeto".

Porque el machismo o el control de los hombres sobre las mujeres está extendido en la música, en una sociedad que, en el caso de la española, por ejemplo, el 33% de jóvenes de entre 15 y 29 años considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias "controlar" a su pareja, según datos del informe Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud, de 2015.

En la actualidad, el foco recae con especial atención en el reguetón que los jóvenes escuchan "en bucle" con letras como Bonita, del colombiano J Balvin: "Y esto no para hasta que estés sin conciencia / hay que perder la paciencia y que sueltes las piernas". También hay ejemplos en el rap. En España, el rapero Costa rima en la canción Labios tatuados: "La pego y la araño, en el club o el baño / no voy a dejar de darte hasta que te haga daño". Polémico fue también un tema de Eminem en el que cantaba "Puta, tienes que salir corriendo / e ir a buscar a tus fresquitas amigas".

Y la música española no se salva tampoco."Solo pretendía guardar / algo de mi posesión / Fueron los celos / y no yo", cantaba La Unión en 1990 y Loquillo entonaba en 1987: "Que no la encuentre jamás / o sé que la mataré".