Ziortza Linares, una bilbaína de 39 años que durante 21 ha sido maltratada, aseguró ayer que teme por su seguridad y la de sus tres hijos y señaló que solo si el padre de sus niños fuera obligado a vivir "con escolta", bajo vigilancia permanente, se garantizaría la integridad física de su familia. Esta vizcaína muestra su impotencia al ver cómo el hombre que aún es su marido ha vulnerado en "numerosas" ocasiones la prohibición de acercarse a ella a menos de 500 metros que le fue impuesta en 2015.

Tras estas infracciones, el agresor fue condenado a portar de forma permanente una pulsera con localizador y un segundo dispositivo con GPS, un sistema de aviso que en ocasiones falla por problemas de cobertura o una batería agotada.

En una situación de amenaza calificada por la policía como de "riesgo alto", Ziortza es consciente de que "el siguiente paso" que prevé para un caso como el suyo es la asignación de un escolta que la acompañe. "¿Un escolta? Sí, pero para él. Si él está controlado las 24 horas, yo podría hacer mi vida sin necesidad de llamar a ningún sitio para indicar a dónde voy", dice.